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Martes 09 de octubre 2012

Encuentro con una mística: Sri Mata Amritanandamayi (Amma)

Por: Periodistas En Español (Blog)
Encuentro con una mística: Sri Mata Amritanandamayi (Amma)
Foto: www.periodistas-es.org

Nació un 27 de septiembre de 1953 en una aldea costera del estado de Kerala, distrito de Kollam, en el sur de India. Sus padres la llamaron Sudhamani. Ella fue diferente desde el momento de su nacimiento, no lloró al nacer. Primera decepción o perplejidad para sus padres; su piel era mucho más oscura que la de la familia. Ella dice que se dió cuenta de que era diferente cuando tenía cinco años. Debido a una enfermedad de su madre, Damayanti, dejó de ir a la escuela a temprana edad. Alternaba el cuidado de los suyos y la asistencia a otros parientes con la meditación y los cantos dedicados a Krishna en la playa cercana a la casa familiar en horas libres, que con frecuencia eran la noche y la madrugada. Esto era incomprensible para sus padres, también que llevara ropas y alimentos a familias muy necesitadas. No la importaban los castigos que recibía. Ella ya estaba cumpliendo su misión en el mundo: entregarse a los necesitados.

Un día sus plegarias a Krishna furon escuchadas. Él y ella se fundieron en uno. Así ella alcanzó ese estado espiritual que no tiene límites, la sabiduría o iluminación.

Tenía veinticinco años cuando empezó a dar su Dharsan de esa forma que la caracteriza, abrazando. En India esto es algo revolucionario, ya que una mujer no puede tocar a ningún hombre. Pero ella empezó a hacerlo hace treinta y tres años, superando cualquier crítica. A día de hoy, cuando hace sus giras por toda la India, cada año son más las personas, hombres y mujeres de cualquier edad las que se acercan a recibir ese abrazo que transmite su amor incondicional hacia todos los seres y que ha inspirado a cientos de miles, millones tal vez, a transformar sus vidas dando testimonio de su ejemplo de solidaridad planetaria.

Mata Amritanandamayi (Amma) nació espiritualmente en el momento de su fusión espiritual con Devi, la Madre Universal en el hinduismo. Así la “Madre de la Eterna Felicidad”, significado de su nombre, se transformó para siempre en la madre del Amor y la Compasión.

Aquella niña nacida en una perdida aldea de pescadores en el sur de India, empezó a atraer discípulos, hindúes y occidentales. Empezó a viajar cuando empezaron a invitarla a distintos lugares. Así nacieron las giras por India, otros países de Asia, Europa, Estados Unidos, Oceanía, África. Ella se multiplica en un esfuerzo lleno de amor para acudir dondequiera que se la llama. Desde hace años viaja ya sea en India o en otros países y continentes nueve meses por año. Pasa en su casa, Amritapuri Ashram, los meses de Agosto y Septiembre, unas dos a tres semanas en  Diciembre, otras dos o tres semanas entre de abril y mayo. El resto del año lleva su esperada presencia a varios estados de la India, Australia, Nueva Zelanda, Japón, Estados Unidos, Canadá, países de África, Europa. Adonde ella no puede llegar, llegan sus representantes, Brahmacharis y Swamis, sobre todo a América del Sur.

Sri Mata Amritanandamayi – Amma- viaja por el mundo abrazando a todos los que se le acercan como una terapia espiritual. Sus sesiones de abrazos pueden durar horas y horas y ya ha abrazado a unos treinta y dos millones de personas. Ella es la fuerza conductora de muchos proyectos humanitarios. Desde que era niña supo que su misión era entregarse a todos los necesitados. Y así lleva haciéndolo, mediante su abrazo, desde hace treinta y tres años y mediante sus obras caritativas, -alimentos, vivienda, educación, sanidad, ayuda en desastres naturales, etc –desde 1.981. Preguntamos a esta mujer hindú de 58 años como consiguió llegar a ser considerada como una Mahatma (alma grande) mundialmente.

P. ¿Cómo fue su infancia ?
R.-Crecí en una pobre aldea de pescadores en el Estado de Kerala, al sur de India. La vida era dura, no había mucho dinero, y yo tenía la piel más oscura que el resto de mi familia, y eso era un problema de jerarquía social para ellos. Pero yo siempre me sentí espiritual y compasiva. Aún soy una hindú practicante pero creo en la espiritualidad universal y en que todas las religiones son caminos de crecimiento espiritual.

P. La dureza de su vida, ¿la inspiró a seguir una senda espiritual?
R. En cierto modo sí. Veía sufrir a mucha gente de mi aldea. Una de mis tareas diarias era recoger residuos de unas cuarenta o cincuenta familias para alimentar a nuestras vacas. Algunas familias tenían bastante para vivir, pero otras tenían dificultades para poder comer un plato de arroz. Al principio pensaba que el karma de las personas era sufrir. Después razoné que si esto era así, mi karma era ayudar. Tuve problemas con mi familia por dar comida, vestidos y otros objetos de uso cotidiano a personas necesitadas.

P.-¿Cómo reaccionaron sus padres cuándo usted dijo que quería ayudar a los demás?
R.-Les preocupaba sobre todo que yo no quisiera casarme. No podían comprender que yo quisiera dedicar mi vida a extraños. Pero para mí, el amor es la religión universal, sin barreras de nacionalidad, raza, casta o religión. Yo no pedía a nadie cambiar de creencias, sólo que reflexionaran sobre su propia naturaleza y que creyeran en ellos mismos. Gradualmente otras personas se me unieron en mi trabajo caritativo y comencé a atraer fondos. Entonces fundé un ashram, una comunidad espiritual, al lado de la casa de mis padres.

P.- Dondequiera que va usted convoca multitudes como si fuera una estrella de cine. ¿Porqué la gente tiene tantos deseos de conocerla?
R.- La gente busca una cosa: Amor. El problema en muchas relaciones, por ejemplo entre marido y mujer, son los apegos como consecuencia del egoísmo. Algunas personas se me acercan con un deseo espiritual, pero la mayoría sufre física, emocional o mentalmente. El noventa por ciento de los problemas se deben a la falta de amor y atención.

P.-Usted es conocida como Amma – o madre. ¿Se ve usted a sí misma como una figura maternal?
R.- Sí, la espiritualidad que promuevo es incondicional, como el amor de una madre por sus hijos.

P.- ¿Qué ocurre con sus abrazos? Hay quien los describe como llegar hasta su silla, donde usted ríe feliz y entonces los toma en sus brazos y los acuna.
R.- (risa contagiosa) Cuando tenía poco más de veinte años, ese sentimiento de maternidad universal que había en mí, me hizo desear abrazar espontáneamente a todo el que se me acercaba. Cuando abrazo a alguien no es solamente un abrazo físico. Estoy ayudando a despertar en ellos ese amor puro y desinteresado que sienten las madres por sus hijos. Hombres y mujeres necesitan ese sentimiento maternal. Sólo entonces pueden experimentar respeto por su prójimo y sentimiento de unidad con el otro.

P.- ¿Alguna vez dejará de abrazar?
R.- ¿Pediría usted a un río que dejara de fluir? Para mí abrazar es como el fluir de un río. Seguiré abrazando mientras esté aquí.

P.-Sus bendiciones pueden ser silenciosas pero a usted se la oye mucho hablar de derechos humanos…
R.- Sí, a menudo me piden que hable en las conferencias de paz en Naciones Unidas. Hablo acerca de mujeres que viven en culturas que las mantienen postergadas y de cómo deberían darse impulso a sí mismas. Todos quieren que el otro cambie, pero nadie quiere ser el primero en cambiar. Si somos los primeros en cambiar, los otros cambiarán automáticamente.

P.- Su obra humanitaria fue reconocida cuando recibió el Premio Gandhi – King por la no Violencia en 2002. ¿Se sintió intimidada por el hecho de que entre los receptores precedentes estuviera Nelson Mandela?
R.-Fue un gran honor que compartí con todos mis hijos en todo el mundo, ya que todos los logros se deben a su gran esfuerzo. Hay un orfanato en Kerala, viviendas terminadas, entregadas y en proyecto, programas de alimentos, de pensiones para viudas, hospitales, escuelas, facultades universitarias, proyectos de ayuda integral en zonas afectadas por desastres naturales….

P.-Una catástrofe como el tsunami, ¿fue un reto para su fe y espiritualidad?
R.- El tsunami me hizo darme cuenta de las limitaciones del esfuerzo humano. Nos mostró más que nunca, la necesidad de invocar el amor y la compasión en nuestros corazones y de trabajar con nuestras manos. Y vinieron voluntarios de todo el mundo a ayudar en las labores de reconstrucción, etc.

P.- Para terminar, ¿qué sueño la gustaría ver cumplido?
R.- Me gustaría que todos en el mundo pudieran dormir sin temor, al menos una noche, que todos pudieran comer hasta quedar satisfechos al menos un día, que hubiera un día en que ni un solo hospital en el mundo tuviera que ingresar una sola persona a causa de la violencia. Este es el sueño de Amma.

Pueden consultar información sobre Amma en www.amritapuri.org , www.embracingtheworld.orgwww.ammachi.es

Hemos recuperado y actualizado esta entrevista realizada en Abril 2005 en Estados Unidos. Desde entonces el número de obras humanitarias en India y otras partes del mundo ha crecido muchísimo. La primavera pasada se inauguró un orfanato en Nairobi, Kenia. Todas las actualizaciones en las páginas mencionadas.

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