Después de Chávez, ¿qué?

Con Hugo Chávez en Cuba recuperándose de la cuarta operación a su cáncer, las especulaciones acerca de lo que sucederá con Venezuela una vez que no esté –momento que parece acercarse– se han incrementado. La delegación temporal del gobierno a su vicepresidente, Nicolás Maduro, encamina el análisis.

Maduro, un antiguo chofer de autobús y ex ministro de Relaciones Exteriores, no es más que un callado y leal colaborador a quien los cubanos han dado su aprobación. Sus recientes apariciones televisivas lo muestran lejos del paradigma provocador que ostentan Hugo Chávez o Fidel Castro: desapasionado, de discurso aburrido, sin esa impronta de carisma sobre la cual se fundamenta y cohesiona el proyecto chavista.

Al vicepresidente se le atribuye, no obstante, una gran capacidad como generador de consensos, habiendo logrado acercamientos con Cuba, Rusia, China e Irán durante su gestión ministerial, además de resultar mejor visto por sectores económicos y financieros, dado el radicalismo de otros “presidenciables” del Partido Socialista Unido de Venezuela, la coalición oficialista.

Pero la permanencia de Maduro en el cargo depende de que el presidente Chávez asuma el poder el próximo 10 de enero, caso contrario debería convocarse a nuevas elecciones. De ser así, no está claro aún quién podría representar a la oposición de cara a los nuevos comicios. Enrique Capriles, quien perdió en las presidenciales de octubre, es una posibilidad, pero postula actualmente a la gobernación de Miranda y si perdiera nuevamente una nueva candidatura suya sería muy difícil de legitimar, ya que habría sido derrotado en dos oportunidades en tan solo tres meses.

El peor escenario para la oposición es, como están las cosas, que Capriles pierda en Miranda y luego Chávez no pueda asumir la presidencia en enero. El escenario ideal sería que Capriles gane y se convierta en gobernador, y que Chávez juramente y lleve a cabo algunas de las reformas sumamente impopulares que resultan necesarias para evitar el desplome de la precaria economía venezolana, las cuales empezarían por desacreditar el proyecto chavista. Dicho lo anterior, no queda más que esperar.

Nota publicada en larazon.pe