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Jueves 07 de febrero 2013

César Gutiérrez: Estamos en plena crisis energética

Por: Justo Medio
César Gutiérrez: Estamos en plena crisis energética
Foto: Difusión

“No tenemos petróleo y ahora no hay gas. Lo que pasa es que vivimos de discursos y el Ministro de Energía y Minas que no entiende nada del sector, para mantenerse vigente en el Gobierno comienza a vender ilusiones. Tenemos que ser realistas y encontrar soluciones dentro de ese realismo. Para qué vamos a malgastar el dinero del Estado, en eso soy completamente claro, ya que la gente no está acostumbrada a hablar claro”.

Al principio el problema era que sabíamos que teníamos gas en Camisea, pero no sabíamos cómo sacarlo. Ahora el problema es que lo tenemos y no sabemos cómo aprovecharlo, como sacar más provecho de el, con el agravante que es un recurso no renovable.

¿Comparte usted esta apreciación?

No, porque en el  discurso oficial  se señala que hay mucho gas, pero la realidad no  es así. Hay cuatro lotes que tienen gas: Camisea que  es lote 88,  el lote 56, 57 y 58. Lo de Camisea está comprometido, completamente entre mercado local  y extranjero, ya no hay más, mirando todo eso comprometido por 20 años. El lote 56 también está comprometido porque de  ahí se está extrayendo para la exportación. El lote 57, lo tiene REPSOL con PETROBRAS, el discurso oficial dice que hay mucho. La realidad se mide mirando la comprobación de reservas, es decir, yo como propietario del lote puedo tener un volumen de reservas pero viene alguien que acredite y dice  efectivamente el número que tu das y no hay acreditación de reservas, hay una declaración de parte que es bien magra, el Gobierno dice que habría más pero nadie ha acreditado el valor magro que ha dado la empresa y en el lote 58 igualito.

Derivado  de nuestro desconcierto y probablemente por presiones de grupos de interés, se han dado marchas y contramarchas en  el  tema  del  gasoducto del sur. Hace poco se aprobó en el Congreso una iniciativa del Ejecutivo, en la que se da prioridad al abastecimiento de gas a la región  sur  del  país.

¿Cuál es su apreciación desde el punto de vista técnico y de factibilidad económica? ¿Le parece adecuada la financiación de este  proyecto?

El problema del gasoducto sur lo empezó una empresa americana con un socio minoritario que era Odebrecht. Le dieron el derecho de construir bajo una premisa que se  llamaba petición de parte. Primero, tu no  tienes exclusividad, es decir, puede venir un tercero y construir en paralelo. Segundo, no le puedes pedir nada  al Estado, porque para otorgarte un derecho se debe concursar y no se ha hecho, así que no le puedes pedir nada al Estado y lo haces con tu recurso y le dejas una garantía bancaria al Estado de 60 millones de dólares.

Pasó el tiempo, y estas condiciones fueron cambiando desde el 2008. Primero, la garantía bancaria de 60 millones de dólares que tenía vencimiento en el 2010 se prorrogó.

En mayo del  año 2011, el Gobierno aprista emite una ley en la cual dice “tu derecho es para construir un tubo que trae sólo gas y ahora te voy a dar derecho mediante una  ley votada en el Congreso, que hagas un segundo tubo para  que traigas un componente del gas que se llama etano. En el 2011, con el Gobierno de Humala, se da otra concesión para que el  Estado “meta plata ahí”. Entonces, todo esto se ha ido torciendo en el camino, y en ese momento cuando ocurren todas estas cosas de nuevos derechos, los  brasileños del 10% pasaron a tener el 100% de la empresa, pues saben manejarse bien con el Estado peruano. Cuando sucedió eso, se empezó a hablar de construir un gasoducto que vale 6 mil millones  de dólares, que inicialmente el monto inicial era una garantía suponiendo que de 1300 dejaron una garantía de 60 millones de dólares. Cambió el proyecto, alentaron el discurso y todos su subieron a este. Yo era un opositor a este discurso. Escribí que el Estado no podía invertir en eso porque era una  locura. Porque encima, ni había el gas para transportarlo, ni había  consumidor para que lo consumiera al otro lado. La pregunta era para qué me sirve un tubo si no había gas ni consumidor. La respuesta era como el  dueño es constructor, lo que me interesa es construir, no importa que se quede botado después. En esas condiciones mantuvieron el discurso hasta que en julio del 2012, cuando Humala debía anunciar la transferencia del Estado para construir esto, le dicen los funcionarios del Ministerio de Economía y Finanzas que no podían firmar eso. Primero que no había ninguna razón económica para que el Estado firmase eso, ya que mañana más tarde se va este Gobierno y pueden quedar denunciados por otros. Ahí se da cuenta Humala que no podía obligar a los mandos medios a firmar, y cambia su visión, y dice yo voy a hacer un ducto alternativo o de seguridad.

Pero como tenía un complejo de culpa con Arequipa, porque los ductos de seguridad solo eran entre Camisea y los primeros 200  km, que no llegan hasta Cusco y Arequipa. Extiende estos ductos a Quillabamba y Puno, que no tenían sustento, sólo para cumplir con  sus promesas políticas. Y para quedar bien con Arequipa, inventa un tubo desde Pisco hasta Ilo. Todo esto es una oferta demagógica.

Álvaro Vargas Llosa en una entrevista, se preguntó la razón por la cual no le exportamos gas a Chile. Lo haría dependiente nuestro, como lo estuvo de Argentina y un tiempo de Bolivia, ¿Cuál es su opinión? ¿Por qué no nos integramos energéticamente con ese país, que será nuestro eterno vecino?

A mí no me gusta a título personal la exportación a Chile. Creo que ese país es beligerante a pesar de que oficialmente el discurso sea otro. Por ejemplo, no les creo que si un fallo en La Haya les resulte desfavorable, lo van a tomar tranquilamente como lo dice el discurso oficial. Hay palomas que creen en discursos bien intencionados, pero también existen gallinazos. El tema es que una exportación a Chile sea de electricidad o gas, genera suma desconfianza y es por parte de ellos el no querer alianzas energéticas. Porque ellos tienen mucha desconfianza por lo que  ocurrió en Argentina, que se construyeron tubos y creyeron en la dependencia con este país, desencadenándose en una gran carencia de un día para  otro. Por seguridad ellos prefieren una política alternativa, prefiero importar gas que es más caro pero no dependo de un solo país. En cambio, si yo importo de un país vecino mañana me ocurre lo mismo que con Argentina,  entonces para qué depender de ello. Ellos dicen que prefieren su independencia. Entonces sería ocioso hablar de la exportación de gas a Chile, ya que es a ellos a los que no les  interesa.

Finalmente, hay diversos analistas que insisten en privatizar Petroperú a pesar que en algunos países sigue siendo un ente estatal, pero en otros no. Pareciera que las opiniones van en  el  sentido de su fortalecimiento, e independencia del poder político. Usted ha sido su presidente, por lo tanto su opinión es sumamente valiosa ¿qué aconseja hacer al respecto?

Mi opinión ha ido variando con el tiempo. En 1992 yo apoyaba la privatización de Petroperú, porque lamentablemente la gestión, por consideraciones políticas más allá de  la gente que pasó por ahí, lo llevó al colapso. Lamentablemente lo que hizo REPSOL no estaba a la altura del país, ellos han mirado esto como un  negocio privado, que  no está mal  ganar plata, pero no es aceptable la posición de “no importa el Perú,  sino ganar plata”, lo cual me parece absurdo y contra- producente al país. Al año 2003, me convierto en defensor del  fortalecimiento  de Perupetro contra un contrapeso a Repsol. Cuando soy  presidente de Petroperú entre el 2006 y el 2008, traté de generar fortalecimiento para que sea una empresa estatal competitiva, lamentablemente los hechos que vinieron de acusaciones totalmenten injustas sobre Petroperú, al cual yo renuncié para no contaminar la empresa, han logrado estigmatizarla y han infundido mucho temor al funcionario. Hoy en día, tenemos una empresa completamente inmovilizada, o sea las decisiones rápidas empresariales no se toman.

En todo caso, estamos en una situación muy complicada, ya que hemos visto que el  2013 no hay gas y ahora estamos viendo que no hay petróleo. Estamos viviendo sin petróleo. Si la refinería vive del petróleo importado, La Pampilla es 100% importado y Petroperú el 50% es importado, ¿de qué estamos hablando? Seamos realistas y creemos condiciones de competencia. Simplemente comencemos a vivir del combustible importado. Los precios de combustible son más caros que en países desarrollados, entonces me pregunto ¿por qué seguimos alimentando  refinerías? Suena bonito decir el fortalecimiento, la inversión en el Estado. Pero no es realista. Y hasta pienso en la importación de combustible a tener refinerías. En suma, estamos viviendo una real crisis energética. No hay petróleo y ahora nos quedamos sin gas.


Entrevista Revista Justo Medio
Febrero 2013 / Páginas 26.27.28
Lima PERU

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