Chávez: el mítico

No importa que Chávez no aparezca. Desde hace ya bastante que no se le ve, ni se le oye.  Pero, para su gente –la que lo sigue, la que lo quiere– bastó una foto. Esa fue la fe de vida pues, más que suficiente, que espantó la duda, la zozobra y hasta la incomodidad que la falta de noticias sobre su comandante estaba comenzando a causarle. Ni se diga el júbilo que provocó el anuncio de su llegada a Venezuela. Eso sí, en plena madrugada, como suele actuar este régimen. En medio de la oscuridad, amparados por la noche, como actúan quienes tienen mucho que esconder y perder.

Pero, Chávez llegó. Bueno, eso dicen ellos. ¡Y su gente les cree! Seguimos sin verlo, sin escucharlo; pero, no han faltado testimonios. ¡Testimonios de fe! Porque no puedo calificar de otra manera el hecho de que aun cuando no nos hayan mostrado otra fotico, tomada en el nosocomio militar caraqueño donde "dicen" se encuentra recluido, luciendo esta vez un ejemplar de Vea o El Correo del Orinoco con la fecha de hoy bien grandota y en negritas;  sus seguidores aseguran que sienten la presencia del Comandante. Perciben su fuerza aquí, ya, entre nosotros. Y esto, a mi juicio, raya en la hechicería. (¡Zape gato!).

Ese es otro de los fenómenos que ha logrado Chávez. Ya no es sólo el líder carismático que acapara votos y sigue ganando elecciones, incluso, después de 14 años gobernando. Ahora, en medio de la más absoluta incertidumbre, sin saber a ciencia cierta lo que está pasándole o dónde se encuentra, rodeado de un halo de misterio del que no dudo comenzarán a tejerse leyendas y a concederse milagros, surge el Chávez mítico, el sobrenatural, el ungido por los dioses, el prodigioso, el esotérico.

¡Vaya que el marketing político ha funcionado a la perfección con el Presidente! Puro realismo mágico es lo que vivimos estos días. No falta entre los chavistas quien diga "no importa si no lo veo; a Chávez lo siento en mi corazón". ¡Cómo les ha funcionado la propagandita! Y cuando oigo estas cosas me doy cuenta del berenjenal en el que estamos metidos.

Sin embargo, los últimos hechos no son más que las respuestas a las amenazas de protesta que comenzaron a gestarse en el mismo seno del chavismo.  Más de uno de ellos me ha dicho, sin pelos en la lengua, que no les gusta Maduro. ¡Mucho menos Diosdado! Lo de ellos es Chávez. Y la falta de información, la necesidad de tener noticias de él, el hermetismo sobre todo lo que rodea al comandante, ya no les estaba gustando nada. Y cuando el río suena es porque piedras trae. Así que, no les quedó más remedio que armarse su nueva propaganda: el del Chávez que tuitea feliz porque está llegando a su patria amada. El de un Chávez que entra caminando, "con su fuerza y presencia de siempre", por sus propios medios, al Hospital –bunker– Militar, el del Chávez que firma devaluaciones y nombra cancilleres. Entonces, me pregunto, si le sobra vitalidad para todas esas cosillas ¿no podría echarse una asomadita ante las cámaras –que tanto le gustan, de más está decirlo– para que capten todo eso que sus seguidores, ministros, médicos, enfermeras, sus amados hermanos Castro y su pueblo que lo "percibe en sus corazones" dicen que emana de la figura del Comandante invisible que nos gobierna? Creo que eso ayudaría, por un ratico, a calmar a los escépticos Santos Tomás en los que nos hemos convertido el resto de los venezolanos.

Pero el asunto, es que vamos de mal en peor. Es más, la historia que estamos viviendo, es la fotocopia de lo que hicieron en Cuba cuando Fidel, por las mismas razones que Chávez, desapareció del mapa político de su país. Aquí lo que hicieron fue sacar copia de la estrategia propagandística que usaron para paliar el efecto de una Cuba sin Fidel. Y en la isla lo lograron. Aquí, vamos por el mismo camino. Esos estrategas cubanos, venderían hasta bombillos quemados si les diera la gana.

Aunque aquí, a diferencia de Cuba, faltan algunos detallitos. Nos queda pendiente todavía lo de la juramentación. Imagino –aunque me aterra pensar que si no se les ocurrió puedo darles la idea– que dentro de poco habrá una cadena en la que veremos a los magistrados del TSJ, Constitución y banda presidencial en mano, caminando hacia la suite del Hospital donde se hospeda Chávez. Una voz en off anunciará que, tal como establece la Carta Magna, se procederá a la juramentación del Presidente reelecto. Se abrirá la puerta, entrará la comitiva, y al cabo de unos segundos, saldrá de nuevo asegurando que el acto ha sido consumado...Fin de la cadena.

¿Qué vamos a hacer quienes vemos con estupor lo que, día a día, ocurre en Venezuela? No podemos remedar a los seguidores del gobierno, que en su afán por las cosas esotéricas, convocaron chamanes para que, durante la próxima luna llena, hagan rituales por la salud del Presidente. Tenemos que dejar de ser una sociedad que privilegia la mediocridad, la obsecuencia, la conchupancia y, por supuesto, el esoterismo.

Nota publicada en eluniversal.com