Las confesiones de cinco ex integrantes del grupo terrorista Sendero Luminoso (SL) a la Policía Nacional del Perú (PNP), respecto a la manera como su ex agrupación realiza sus operaciones en el denominado Valle del Río Ene y Apurímac (VRAEM), vienen produciendo resultados prometedores para el Gobierno en su lucha contra la subversión en esta montañosa área del Perú.
Sofocados por el trato áspero y radical que mantenían con los cabecillas de la subversión, este grupo de “arrepentidos” ha brindado información valiosa a las fuerzas del orden respecto a los escondites, las rutas de escape, los refugios de niños secuestrados y, principalmente, la forma de identificar a los altos manos de las huestes terroristas.
De acuerdo al vespertino La República, gran parte del crédito de diversos operativos exitosos del Ejército en el VRAEM como “Albergue”, “Nuevo Horizonte”, “Mantaro” y “Ocaso Rojo”, es para estos desertores.
Así, los datos detallados sirvieron para dar con el paradero del “camarada Gabriel”, quien murió al intentar defenderse; y la del “camarada Jorge”, que por muy poco logró escapar aunque dejó información de relevancia en su guarida.
“Todo lo que ofrecen los “arrepentidos” permite construir la mentalidad de los hermanos Jorge y Martín Quispe Palomino, los actuales líderes de Sendero Luminoso en el VRAEM”, resaltó un especialista consultado por el medio.