Después de reuniones con líderes chinos en Beijing, EE.UU., a través del secretario de estado, John Kerry, dijo a la prensa que su país y China se habían comprometido a una solución pacífica a la crisis de Corea del Norte, y que en sus conversaciones los dos países han dejado ninguna opción fuera de la mesa para tratar de encontrar una solución negociada.
Kerry dijo que las discusiones continuarán con las visitas de otros altos funcionarios de Estados Unidos a Pekín. Afirmó que los EE.UU. y China "pujan por mayor discusiónal más alto nivel con el fin de concretar exactamente qué medidas se pueden tomar para asegurarse de que esto no es retórica, sino que se trata de una verdadera política que se está aplicando".
El secretario de Estado concluyó diciendo que los EE.UU. y China hicieron un llamamiento conjunto a Corea del Norte a abstenerse de nuevas provocaciones, añadiendo: "Nosotros le decimos a Kim Jong Un y al gobierno de Corea del Norte, que pueden optar por unirse a nosotros en un esfuerzo para tratar de encontrar una solución negociada".