La tradicional faena comunal Vigawantuy, la cual se realiza en las provincias de Acobamba y Huancavelica en el departamento de Huancavelica, fue declarada como Patrimonio Cultural de la Nación por el Ministerio de Cultura.
A través de la resolución viceministerial RVM 096-2013-VMPCIC-MC, se reconoce a esta tradicional actividad comunal, propia del distrito de Andabamba de la provincia de Acobamba y de algunas localidades de la provincia de Huancavelica, como parte del acervo cultural de la nación.
El Vigawantuy es una faena colectiva que consiste en el corte y traslado de troncos de árboles para su futura utilización en obras de infraestructura para el beneficio común y tiene gran importancia para la población por cuanto expresa y refuerza los antiguos vínculos comunales, así como también una relación particular del hombre con la naturaleza como ente vivo a ser respetado. Aparte de suplir las necesidades de madera para infraestructura, esta faena comunal se ha convertido en el medio por el cual los jóvenes varones, protagónicos en su realización, demuestran su capacidad física, lo que se entiende como una forma de atraer al sexo opuesto. Esta manera de ganar prestigio ante una posible pareja implica gran sacrificio dado lo extraordinariamente dura que es esta labor, pues los troncos, cuyas medidas superan usualmente los 50 metros y su peso media entre una y dos toneladas, han de ser cargados a lo largo de la compleja geografía huancavelicana, en la que abundan las cuestas empinadas y las quebradas.
Esta tradición andina requiere de un gran número de participantes, convocados y organizados por el sistema tradicional de cargos, por lo que recibe igualmente el nombre de hatun ayni o faena grande. Tradicionalmente se realiza bajo la advocación del catolicismo, como ocurre en los distritos de Andabamba y Paucará.
Cabe señalar que un aspecto particular de las sociedades andinas es el carácter festivo que revisten diversas faenas colectivas para el beneficio común, como la cosecha, la siembra y la limpia de acequias o canales de regadío. Estas actividades son acompañadas por un complejo ritual, así como dinámicas lúdicas y comidas y bebidas para la ocasión, lo que contrasta con la noción moderna del trabajo como una actividad humana distinta al ocio.