Viernes 26 de abril 2024 | Contáctenos
El ambiente en las principales ciudades brasileñas es de revuelta, de manifestación. Faltan tan solo 27 días para que se inicie la cita mundialista y el ambiente, en al menos seis ciudades sedes no es de quietud: la prueba, las movilizaciones de reivindicación de carácter social y de abierta protesta contra el Mundial Brasil 2014. Para esto todo ha servido, desde los pequeños volantes, como las redes sociales, en las que se hace un llamado a la movilización desde hace varias semanas.
Diversos movimientos sociales, organizaciones civiles al igual que políticas que critican los gastos faraónicos que el estado brasileño ha consagrado a la organización de la Copa del Mundo han unido fuerzas bajo la egida del Movimiento de los Trabajadores sin Techo, gritando el lema “Una Copa del Mundo sin el Pueblo, he aquí de nuevo en las calles”. Fuertes confrontaciones se produjeron el día jueves en Sao Paulo y en Pernambuco.
El jueves 15 de mayo ha sido un día en el que los choferes de bus brasileños, la Policía Militar en Recife y los profesores en sao Paulo, constituyen una medida de lo que se puede venir si el ejemplo cala en otras categorías socio-profesionales. La situación se pr4esenta difícil para el gobierno brasileño, pues los manifestantes de ahora están más politizados que los que tomaron por asalto las calles entre junio y julio del año pasado en el marco de la Copa Confederaciones.
De acuerdo a un sondeo de opinión llevado a cabo por Datafloha, 54 por ciento de los brasileños apoya las reivindicaciones, pero solo un 18 por ciento está de acuerdo con las manifestaciones. Un dato que preocupa al gobierno central que en los últimos días, a través de su ministro de Justicia Jose Eduardo Martins Cardoso, ha endurecido su posición, pues el alto responsable político señaló que el Estado sancionará a quienes aprovechándose de las manifestaciones cometan delitos.
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