Una vez más los minutos de descuentos, aquellos que son anunciados cuando los noventa oficiales han llegado a su fin por medio de una pantalla electrónica por el árbitro asistente, fueron escenario de un desenlace dramático en este Mundial Brasil 2014. Cuando los segundos correspondientes a los dos minutos finales avanzaban y se pensaba que Costa de Marfil accedería finalmente a los octavos de final tras igualar a 1 gol por lado con la escuadra griega, vino lo inesperado.
¡Sí!, el árbitro ecuatoriano Carlos Vera pitó penal, un tiro desde los once pasos, tras considerar que Giovanni Sio había cometido una falta, una zancadilla, contra Giorgios Samaras, quien se encargó muy poco después de traducir la falta en el segundo gol de los helenos y entregarle a la escuadra de su país el derecho de disputar por primera vez en la historia de su balompié el derecho un encuentro de octavos de final.
Atrás quedaba el gol del empate de Wilfried Bony, quien tras ser servido por Gervinho a los 74 minutos, introdujo el balón en la portería defendida por Panagiotis Glykos, que había ingresado por Karnezis hacía 50 minutos. Un tanto que sumió en el desencanto y enmudeció a los hinchas griegos ahí presentes, que hasta entonces creían que el primer tanto de sus engreídos anotado a los 42 minutos por Samaris era suficiente. Para suerte de ellos el segundo, aunque tarde, muy tarde, vendría. Y con este, los gritos, los lágrimas de emoción...
Un duro golpe para el combinado africano que en su tercera oportunidad mundialista acariciaba la idea de disputar por primera vez, al igual que los helenos, un encuentro de octavos de final en una cita ecuménica del fútbol. Las imágenes de final del encuentro son indescriptibles. Se ve en banquillo marfileño a un Didier Drogba, de rodillas, esperando el final del encuentro. Luego del penal, a varios de los jugadores africanos, quebrados por la decepción. A un Boubacar Barry, el portero que hubiese dado la vida de ser posible para atajar el penal, tumbado llorando amargamente sobre el césped, en fin... mucho dolor.
Y cual otra cara de la moneda, escuchar a un Samaras decir, exultante, rebosante de alegría, "Esto significa mucho para mí, para nosotros... Esta noche tuvimos energía", añadiendo que esperaba “... alegrar a la gente en nuestra nación. Somos un equipo, un equipo". Algo que seguro también resonó en Atenas, donde miles salieron a las calles para celebrar. Emulando lo que hacían sus héroes en Fortaleza, quienes festejaron el triunfo formando un círculo, cantando y bailando con algunos hinchas que ahí se encontraban.
Gracias a este triunfo histórico, la escuadra griega medirá fuerzas en octavos de final con el combinado sorpresa de este Mundial Brasil 2014, el equipo de Costa Rica, en el Arena Pernambuco de Recife, el 29 de junio a las 17 horas. Un encuentro digno de ser presenciado.