Jueves 25 de abril 2024 | Contáctenos
Varane nada puede hacer para que Mat Hummels, el mejor jugador del encuentro, lance de cabeza el balón hacia el interior de la portería defendida por Hugo Lloris
Al igual de lo que sucedió hace 32 años en el Mundial España 1982 y lo que aconteció cuatro años más tarde en el Mundial México 1986, un equipo francés cayó derrotado ante un germano en un encuentro decisivo de una cita ecuménica del fútbol. A la tercera no fue la vencida, un vez más la victoria le sería negada a un combinado nacional de Francia. En el marco de un Estadio Maracaná de Rio de Janeiro colmado de espectadores, los dirigidos por Joachim Loew, dieron cuenta de las aspiraciones mundialistas de los dirigidos por Didier Deschamps, tras vencerlos por la mínima diferencia.
En un encuentro en el que el equipo francés se mostró irreconocible durante gran parte del desarrollo de las acciones, fue suficiente para que el equipo alemán de cuenta de las expectativas mundialistas del cuadro galo el tanto marcado de cabeza, a los 13 minutos, por uno de sus defensores, el recio Mats Hummels. El jugador del Borussia Dortmund aprovechó, haciendo gala de determinación y energía, el balón lanzado desde más de 40 metros por la flamante contratación del Real Madrid, Tony Kroos, y vencer de esa manera la resistencia de un Hugo Lloris, quien pese a su espectacular estirada tuvo que resignarse y ver como su valla era vulnerada.
Lo que vino después a los largo de los 77 minutos de juego que tuvo ante sí el cuadro galo para equilibrara el marcador, fue propio de un encuentro carente del brillo y la espectacularidad que un partido de cuartos de final, entre supuestamente dos grandes del fútbol mundial, debe mostrar en un torneo de tal nivel. Y aunque la frialdad y el cálculo alemán puestas al servicio del objetivo que finalmente alcanzaron se puedan entender, cuesta por el contrario hacerlo en el caso de la carencia de imaginación que mostraron muchos de los que vistieron la camiseta francesa a la hora que se necesitaba plantear un juego creativo y vital al equipo germano.
Francia esperó mucho para ello. Los últimos 10 minutos. Y animó, en cierta forma, un encuentro que debió ser esto y nada más que esto durante los noventa minutos. A las arremetidas francesas sobrevinieron los contragolpes alemanes. Andre Schuerrle tuvo ante sí dos oportunidades para liquidar a los galos. De tener mejor suerte Karim Benzema en los instantes finales del encuentro, quizás alemanes y franceses nos hubieran ofrecido algo mejor y digno de ellos. La muralla que es el portero alemán Neuer no lo permitió.
Los 23 jugadores franceses, junto a su entrenador y cuerpo técnico, se despidieron del mundial carioca; los alemanes los fuerzan a regresar a casa por tercera vez en 32 años, aunque esta vez en cuartos de final y no en semifinales como sucedió en las dos anteriores oportunidades. Alemania por su parte, en la primera semifinal, medirá fuerzas con un Brasil que irá disminuido por las ausencias de Neymar y Thiago Silva el martes 8 de julio, en el Estadio Mineirao de Belo Horizonte.
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