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Miércoles 03 de diciembre 2014

La COP20 de Lima y su tarea de allanar el camino para la Cumbre del Clima de París en el 2015

No es poca cosa, nada más, pero nada menos que un documento preliminar y plazos para los doces meses que siguen a fin de que en París se firme el Tratado sobre el Clima, en el que se fijarán objetivos cuantitativamente establecidos; obligaciones que entrarán en vigor en el no lejano 2020.
La COP20 de Lima y su tarea de allanar el camino para la Cumbre del Clima de París en el 2015
Foto: Difusión

 

No es poca cosa la tarea que tienen por delante los más de 10 mil personas, provenientes de 195 países, entre jefes de Estado, ministros, funcionarios, representantes de ONGs y de grupos empresariales, que se dan cita, desde este lunes 1 de diciembre en Lima. No es poca cosa, mejor dicho es enorme, lo que tienen que llevar a cabo durante este par de semanas cruciales, si lo que tienen que hacer, que quede claro, es dejar el camino expedito para que, dentro de un año, en París, finalmente se firme el tratado sobre el clima que establecerá objetivos cuantitativamente establecidos a fin de controlar las emisiones de gases con efecto invernadero. Un tratado que de ser firmado, entrará en vigor en el no lejano, hablando en términos climatológicos, 2020.

De lo que se trata en Lima es dejar bien establecidos los cimientos a fin de que en doce meses en una Ciudad Luz ad portas del invierno septentrional, los países se comprometan formalmente a llevar a cabo los esfuerzos a fin de limitar el incremento promedio de la temperatura a un máximo de 2 grados centígrados, 2 °C. Incluso medio grado menos, 1,5 °C, de aquí a finales de siglo, en el horizonte del 2100, si es que se toma en cuenta lo que solicitan los estados insulares, cuya existencia en medio de los océanos se verá amenazada de subir el nivel de las aguas, algo que resulta probable de continuar incrementándose la temperatura como consecuencia de la emisión de gases con efecto invernadero.

Lo que suceda entre diciembre de este año y diciembre del próximo dependerá en mucha medida de la manera en la que se lleven a cabo las cruciales negociaciones en la capital peruana. Algo que deben tener muy en cuenta los participantes, quienes dado lo que enrostran los estudios e investigaciones saben que en términos de la limitación de las emisiones de gases con efecto invernadero se trata de una carrera contra el reloj: pues habrá que frenar la cadencia evitando que se produzca, por ejemplo, lo que sucedió en el 2012, cuando en porcentajes las emisiones de estos gases se incrementaron en un 2,2 por ciento. Algo que de no cambiar, según el Grupo de Expertos Intergubernamentales sobre la Evolución del Clima, haría que la temperatura se incremente, de aquí a finales de siglo, en 4 grados centígrados. Un gris escenario.

La tarea es sin duda de envergadura para los que se han dado cita en Lima. Pues tendrán que fijar el contenido de las contribuciones que los Estados, para el caso de los que puedan hacerlo, deben someter antes del 31 de marzo de 2015; en caso extremo a mediados del próximo año. El mano a mano entre los países industrializados y los países en desarrollo a este nivel contará para lo que viene en París. Los primeros desean fijar fundamentalmente límites de la emisión de gases con efecto invernadero; los segundos, que se tomen en cuenta objetivos en términos de adaptación al cambio climático y de financiamiento. Un tira y afloja que evolucionará en paralelo a la discusión que concierne al establecimiento de un mecanismo de evaluación de todas estas contribuciones: algo que debe estar en concordancia con el objetivo de incremento de la temperatura no mayor a los 2 grados centígrados de aquí a 2100.

De la mano con lo anterior, los países en desarrollo, a sabiendas de lo que está en juego en diciembre de 2015, no perderán la oportunidad para saber más sobre la ayuda anunciada hace algunos años en la Cumbre de Copenhague. En diciembre de 2009, se prometió canalizar 100 mil millones de dólares por año en forma de ayuda para el desarrollo. Esto, de aquí a 2020. Asimismo, no cabe duda que cuando tomen las vías de regreso a sus respectivos países, los más de 10 mil participantes, esperarán contar al menos un texto preliminar, una borrador del que se firmará, esperemos, en París, en nada más que 12 meses.

Nota

No cabe duda que el peso de la responsabilidad en Lima recae, dada la cartografía de las emisiones, en los países industrializados. Los EEUU, la China y la Unión Europea, son los llamados a estar en primera línea, dando el ejemplo, a fin de que se establezcan los objetivos y, más que todo, que se lleven a cabo los esfuerzos. Algo se está haciendo para avanzar en esa dirección. La Unión Europea se ha comprometido en reducir en 40 por ciento sus emisiones de aquí a 15 años, es decir en el 2030. El acuerdo histórico entre China y los EEUU, mediante el cual el gran coloso de Norteamérica se compromete en disminuir sus emisiones de CO2, en relación al nivel del año 2005, entre 26 y 28 por ciento de aquí al 2025: mientras que el coloso asiático ha dado su palabra de poner un límite a las suyas en el 2030. Sin olvidar la capitalización del Fondo Verde a la altura de los 10 mil millones de dólares.

FHR

 

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