Las mujeres suelen bromear acerca de que, a diferencia de los hombres, a ellas les toca lidiar con su propio cuerpo a lo largo de la vida: la menstruación primero, luego el embarazo y finalmente, la menopausia. Las estadísticas nos demuestran que hay otra condición que resulta mayoritariamente femenina: la artritis reumatoide.
En algunos grupos poblacionales de América Latina, por cada hombre que padece de artritis reumatoide hay seis mujeres que sobrellevan la enfermedad. La proporción mundial, sin embargo, es de tres mujeres por cada hombre. El Grupo Latinoamericano de Estudio de la Artritis Reumatoide (Gladar, 2012) halló que la población mestiza del subcontinente es la más propensa a adquirirla, seguida de los caucásicos y afrolatinos. La edad media de inicio de los síntomas es de 45 años.
¿Qué es la artritis?
Se trata de una enfermedad autoinmune, es decir que se genera porque el sistema inmunitario deja de reconocer sus propios tejidos u órganos y crea anticuerpos, produciendo así una reacción que los ataca. En el caso de la artritis reumatoide, la reacción va acompañada de inflamación en el revestimiento de las articulaciones.
Esta inflamación hace que la articulación se deforme y se sienta dolor y reducción en el rango de movimientos. Es más común que afecte las pequeñas articulaciones de manos y pies, aunque también ocasiona daños en muñecas, codos, rodillas, tobillos y hombros. Algunos síntomas típicos incluyen rigidez corporal matutina que dura más de una hora y resequedad en boca y ojos.
Si bien hay un importante componente genético en este mal, pues casi un 50% de los casos son producto de la herencia, existen algunos factores de riesgo como el tabaquismo y, en el caso de las mujeres, el no haber tenido hijos.
Puede generar incapacidad física
La artritis reumatoide, si no es diagnosticada a tiempo, puede destruir permanentemente las articulaciones, inflamar el corazón y los vasos sanguíneos y lesionar cartílagos, huesos, tendones y ligamentos de las articulaciones, por lo cual los pacientes sin tratamiento ven disminuida su esperanza de vida entre 3 y 15 años. Puede llevar al paciente a la invalidez total en un lapso de diez años.
La enfermedad trae consigo un alto costo emocional y económico. La discapacidad laboral obliga al retiro temprano: solo en los primeros diez años después del diagnóstico, entre el 26 y 60% de los afectados se ven obligados a abandonar el trabajo. El ingreso familiar se reduce y, en cambio, se incrementan los gastos médicos. Una consecuencia habitual es la depresión.
¿Cómo evitar que avance la enfermedad?
No hay cura para la artritis reumatoide. La terapia habitual se dirige a aliviar los síntomas, en especial el dolor y la inflamación.
La investigación sobre la artritis reumatoide ha dado lugar a un nuevo y más efectivo tratamiento con los llamados medicamentos biológicos, aplicables para ésta y otras enfermedades autoinmunes como la artritis psoriásica y la espondilitis anquilosante. Se trata de una innovadora terapia que detiene sustancialmente el daño degenerativo (con lo cual disminuye la incapacidad del paciente), y actúa más rápidamente aliviando el dolor, la hinchazón y la rigidez. Se aplica una vez al mes por inyección subcutánea que administra el propio paciente, con supervisión del médico.