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Viernes 01 de abril 2016

¿Hay algún lugar en el que Dios no esté presente?

Por: Debra Chew
¿Hay algún lugar en el que Dios no esté presente?
Foto: Difusion

En todas partes del mundo las personas se enfrentan con la cuestión de cómo reaccionar ante una lista aparentemente interminable de plagas actuales. Y ahora sumemos el virus del Zika, el cual es declarado como “una emergencia de salud pública de importancia internacional” por la Organización Mundial de la Salud, lo cual causa angustia a las mujeres embarazadas en el mundo entero. Cuando nos enfrentamos a problemas mundiales que necesitan una oración compasiva, siempre acudo a Dios y dejo de pensar en lo que parece estar mal y comienzo a pensar en lo que sé que es espiritualmente correcto con el fin de encontrar una manera de ayudar.

En este caso, encuentro de utilidad recurrir al Salmo 91, el cual comienza: “Tú que vives al amparo del Altísimo y resides a la sombra del Todopoderoso, di al Señor: Mi refugio y mi baluarte, mi Dios, en quien confío". 

La idea de que los hijos de Dios permanezcan bajo el poder protector del Altísimo (defendidos en un lugar invisible e inaccesible para el mal o el daño) puede calmar nuestros temores acerca de cualquier emergencia de salud pública. Además, en el Salmo 94, Dios es descrito como nuestra defensa contra cualquier mal que “condena la sangre inocente”.

Sin embargo, hay más en cuanto a esta promesa. Al mantener el concepto de la naturaleza defensora y protectora de Dios, el bien, y siendo el bien infinito y estando siempre presente, comenzamos a ver que este bien infinito debe incluir la salud de todos y es independiente de la ubicación geográfica o de las condiciones mundiales.

Mientras reflexionaba sobre la noticia de este virus, y pensaba en una amiga embarazada que había cancelado temerosamente sus próximos planes de vacaciones fuera del país, me acordé de una melodía favorita de la Escuela Dominical, “no hay lugar en el que Dios no esté”.

Yo consideré: ¿Está Dios ausente en una parte del mundo y presente en otra? ¿Estamos más seguros en Tennessee que en Colombia, o más seguros en Londres que en Sudáfrica?

En ese mismo Salmo 91, nos aseguran que “él mismo te liberará…de la peste que causa adversidades” y “no tendrás miedo”. Dios está en todas partes, amando Su creación. Y el hecho de ser conscientes de la presencia de Él puede hacernos inmunes a todo tipo de males.

Dios no deja una parte del mundo plagada y sin protección mientras se centra en otro continente. Mary Baker Eddy, reformadora y autora religiosa, estaba muy familiarizada con el poder de Dios para hacerle frente a las plagas en su tiempo. Ella veía a Dios como Amor universal, y escribió que Su voz reconfortante y relajante “se extiende sobre continentes y océanos hasta los confines más remotos del globo”.

Ese mensaje de Amor les dice a todos los que están expuestos o temerosos: Dios nos mantiene seguros en todas partes del mundo.

Hace algunos años, un amigo fue a Asia por un viaje de negocios. Comenzó a padecer síntomas de la gripe aviaria (también conocida como gripe de los pájaros) y se enfermó y asustó bastante. Llamó a un profesional de la Ciencia Cristiana para orar por él. Entre las cosas que hablaron mencionaron el hecho de que no había lugar en el mundo en el que Dios, el bien infinito, no estuviera presente. Cuando regresó a los Estados Unidos, contó en un servicio religioso donde los congregantes hablan sobre curación espiritual, que se había curado de esta gripe de forma casi inmediata.

Mencionó que la oración fue eficaz y rápida porque él estaba convencido de que tenía la mejor ayuda del mundo, que Dios fue su refugio y ayuda, manteniéndolo sano y salvo, sin importar el lugar en el que se encontraba. En las palabras del salmista: “Porque hiciste del Señor tu refugio y pusiste como defensa al Altísimo, no te alcanzará ningún mal, ninguna plaga se acercará a tu carpa.” No importaba en qué lugar estaba su carpa, en Asia o en los Estados Unidos, la presencia de Dios para sanar y proteger no podía estar ausente.

Por lo tanto, ante los informes del virus del Zika y el contagio, acudamos a Dios como nuestro refugio, sabiendo que la oración ayuda a toda la humanidad. Permitamos que la paz divina y la calma reemplacen los miedos y sustos mediante el razonamiento de que Dios es el bien infinito. Ya sea que estén yendo al supermercado o volando hacia otro continente, el Divino y su poder protector y amoroso no pueden estar ausentes en ninguna ubicación geográfica.

Debra Chew escribe sobre la conexión entre el pensamiento, la espiritualidad y el bienestar desde la perspectiva de la Ciencia Cristiana, y es Comité de Publicación en Tennessee, EEUU.

Twitter: @CSinTennessee

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