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Miércoles 20 de julio 2016

Fomento de la lectura: una política vital para la vida en comunidad

La mesa, titulada “El papel del Estado en el fomento del libro y la lectura” formó parte del I Foro Internacional de Políticas Culturales de la FIL-Lima 2016
Fomento de la lectura: una política vital para la vida en comunidad
Foto:difusión

La Cámara Peruana del Libro, convencida de que el fomento del libro y la lectura, así como el papel de las bibliotecas, deben ser centrales y eje de desarrollo en todo diseño de políticas públicas, organizó el I Foro Internacional de Políticas Culturales como parte de las Jornadas Profesionales de la FIL-Lima 2016. Así lo expresaron también Consuelo Gaitán, directora de la Biblioteca Nacional de Colombia y Karla Eliessetch, Coordinadora del Plan Nacional de Fomento de la Lectura de Chile, quienes compartieron su experiencia con los asistentes al evento realizado en el auditorio José María Arguedas de la 21° Feria Internacional del Libro de Lima. Moderando la conferencia, estuvo Germán Coronado Vallenas, presidente de la Cámara Peruana del Libro. 

Ambas especialistas pusieron énfasis en la importancia del papel del Estado en el fomento del libro y la lectura. “En el caso de Chile, la experiencia de Colombia ha sido un gran referente”, sostuvo Karla Eliessetch.  Comentó asimismo que el Plan Nacional de la Lectura de Chile, involucra en su ejecución a distintas instituciones públicas y privadas, tales como el Consejo Nacional del Libro y la Lectura, el Ministerio de Cultura, el Ministerio de Educación, el Ministerio de Desarrollo Social, la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (DIBAM), organizaciones públicas ligadas a la protección de la niñez, la juventud y los adultos mayores; “y hace poco, se ha sumado el Ministerio de Justicia”, añadió. 

Una de las líneas de trabajo del Plan que se ha implementado en Chile, es “Diálogo en movimiento”, una iniciativa por la que diversos autores visitan escuelas públicas y bibliotecas escolares —que dependen del Ministerio de Educación— de manera itinerante para dialogar con alumnos y docentes. “Llegamos a rincones lejanos de nuestro país, lugares a los que debemos llegar en avioneta o incluso en burro”, recordó Eliessetch haciendo referencia al “biblioburro”, iniciativa tomada también de Colombia, donde los bibliotecarios usan al máximo su creatividad para llegar a los sitios más extremos para brindar el acceso a la lectura. 

“Además, a través de la Dirección Nacional de Protección de la Infancia, preparamos ajuares para los niños que vienen al mundo con ropa, sábanas, mantas, medicamentos y dos libros”, añadió. “El hecho de pensar en redes durante el desarrollo de nuestra tarea de fomento del libro y la lectura, nos da la posibilidad de instalar capacidades, hacer seguimiento a los proyectos, evaluarlos”, refirió Eliessetch. 

Otro de los planes que están en marcha es el Programa Puente, por el que profesores jubilados comparten sus enseñanzas y habilidades en diversas materias con niños que viven en estados de precariedad. Este trabajo transversal de los ministerios de Cultura y Educación, con los demás sectores, no es exclusivo del país del sur. Como habíamos mencionado, Colombia ha sido uno de los pioneros en ese sentido. 

La lectura como eje en Colombia. Bibliotecas para la paz   

El caso de Colombia es sumamente esclarecedor en cuanto a políticas de fomento de la lectura y el libro se refiere. Y no han sido ajenas al proceso de paz, que luego de décadas de conflicto entre el gobierno y las FARC, se ha alcanzado. En ese marco, cuenta Consuelo Gaitán, directora de la Biblioteca Nacional de Colombia, el gobierno colombiano ha reforzado las políticas de promoción de la lectura, no solo para el desarrollo del país, sino como eje de la pacificación. “En la actualidad el 40% del presupuesto lo utilizamos en el plan que titulado ‘Leer es mi cuento’. Las bibliotecas públicas dependen del Ministerio de Cultura y las escolares de la cartera de Educación”, comentó Gaitán. “El presupuesto de Defensa, incluso, es ahora más bajo que el de Cultura”. La paz acalla el arsenal y las armas se transforman en libros. 

De igual modo, recordó Gaitán, otros sectores como el de Vivienda se comprometen, por ejemplo, a construir y facilitar la adquisición de 100.000 casas para ser habitadas, pero por el concepto de trabajo transversal entre ministerios, el Ministerio de Cultura implementa una pequeña biblioteca con diez ejemplares para cada uno de estos inmuebles, ya que considera que no puede existir un hogar sin libros. “Los gobiernos locales también están replicando las políticas diseñadas desde el centro y esa es la idea. El gobierno del presidente Juan Manuel Santos hace énfasis en la construcción de infraestructura cultural, básicamente de bibliotecas públicas, y también en la formación, capacitación y empoderamiento de bibliotecarios que se van convirtiendo en líderes y maestros en sus comunidades”, sostuvo con orgullo Consuelo Gaitán. "Los ‘Amigos de las bibliotecas’ son agentes del proceso de fomento de la lectura, que funcionan como supervisores para que los alcaldes y autoridades cumplan con la inversión y el presupuesto correspondiente a las bibliotecas en cada localidad”, agregó. 

De otro lado, contó Gaitán, son importantes las ‘dotaciones’, pues una biblioteca sin libros y sin oferta no está viva. “Se dispuso en ese sentido, gracias a las gestiones de la ministra de Cultura, Mariana Garcés, una ley en el Congreso por la que el impuesto a la telefonía móvil se incrementara para beneficiar en aportes a la cultura y el deporte. Esa fortaleza en el presupuesto se traducían en compra de libros —150 libros al año para cada una de las 1424 de la red de bibliotecas públicas— y mejoras en la infraestructura”. 

Libros para la vida 

Cuando el presidente Santos solicitó una meta a cada uno de sus ministros, Mariana Garcés sostuvo que el suyo sería generar nuevos lectores, elevar el índice de lectura en Colombia, y parte de esa tarea, sin duda ha estado en los creativos y perseverantes bibliotecarios. “Muchos de ellos, durante el conflicto armado, han sido víctimas del fuego cruzado, de la indiferencia del Estado, no obstante, han generado nuevas y asombrosas formas de trabajo”, comentó. “Uno de esas iniciativas se tradujeron en la bibliomoto, por la que una bibliotecaria de 50 años iba por diversos parajes del país cafetalero llevando libros para distribuirlos e intercambiarlos”. El otro caso, recordó Gaitán, conocido es el ‘biblioburro’, en el que un docente recorre escarpados y agrestes territorios para completar su tarea en pro de la lectura. 

En lo que ambas profesionales coincidieron es en la importancia del presupuesto de parte del Estado y los estímulos al sector editorial. Mecanismos como los que llevan a cabo las bibliotecas públicas a través de la compra de ejemplares, incluso de editoriales independientes, por sumas que se elevan hasta casi los 8 millones de dólares, así como la descentralización de bibliotecas y dotación de importante número de volúmenes para comunidades en Colombia, por parte de campañas que provienen del Estado, son las puntas de lanza de los planes de lectura. 

Por ello, la Cámara Peruana del Libro sostiene que es capital concientizar desde las políticas y la gestión públicas la elaboración de una ley de bibliotecas, del desarrollo de la bibliodiversidad y que la cultura y el libro sean considerados capital en el bienestar de los ciudadanos. 

En ese sentido, Germán Coronado, presidente de la Cámara Peruana del Libro, sostuvo que “muchas de estas iniciativas serían claves para nosotros. Seguimos trabajando y aún vemos esto como un hermoso sueño”.  Por este motivo, comentó que espera el próximo gobierno asuma un liderazgo en este tipo de políticas y el Perú pueda convertirse, en un futuro cercano, en el país de lectores que todos esperamos.

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