Viernes 26 de abril 2024 | Contáctenos
Tres semanas después de que militantes colombianos secuestraran a un trío de trabajadores de la prensa ecuatoriana, el presidente de Ecuador, Lenín Moreno, confirmó lo que muchos en el país temían: el reportero Javier Ortega, el fotógrafo Paúl Rivas y el conductor Efraín Segarra fueron asesinados por una facción disidente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, conocidas como las FARC.
Moreno dio la noticia en un discurso el viernes, no mucho después de que el plazo que había fijado para que los captores proporcionaran pruebas de vida habían transcurrido sin una respuesta satisfactoria. Había fijado la fecha límite el jueves por la noche después de acortar su viaje a Perú para la Cumbre de las Américas, y había amenazado con "luchar contra ellos en el reino que habían elegido".
Ahora, Moreno ha declarado que ha "ordenado acciones inmediatas" y ha publicado una imagen de sus conversaciones con las autoridades colombianas sobre posibles pasos a seguir.
"Estoy siendo testigo de cerca del sufrimiento de los familiares de Javier, Efraín y Paúl, y estoy con ellos en su dolor", tuiteó Moreno. "Mantendré mi palabra, como siempre. Usaré una mano fuerte contra los criminales. Cuidaré del país y nuestra paz".
El anuncio marca un nuevo y sombrío desarrollo en una historia que comenzó el 26 de marzo, cuando los tres hombres fueron secuestrados mientras trabajaban para El Comercio, un periódico con sede en Quito. El periódico dice que habían estado investigando la violencia reciente en la región fronteriza de Mataje.
Su secuestro fue llevado a cabo por el frente Oliver Sinisterra, una antigua facción de las FARC que abandonó el grupo durante las conversaciones de paz de la guerrilla izquierdista con el gobierno colombiano. Esas conversaciones finalmente dieron como resultado un acuerdo de paz de 2016, que puso fin a más de medio siglo de guerra y le valió al presidente colombiano Juan Manuel Santos el Premio Nobel de la Paz, pero varias pandillas más pequeñas afiliadas a las FARC, incluido Oliver Sinisterra, se negaron a seguir y la corriente política de Colombia.
A principios de este mes, la facción de los holdouts lanzó un video que mostraba a sus tres cautivos encadenados por el cuello mientras retransmitían su demanda de un intercambio de prisioneros. A medida que los días de cautiverio se alargaban, la frustración aumentó con lo que muchos críticos percibieron como una respuesta fallida.
"Tanto el gobierno ecuatoriano como el colombiano han tratado de limitar las consecuencias del secuestro, y los oficiales militares de ambos países negaron que los hombres estuvieran retenidos dentro de su territorio.
"A principios de esta semana, las autoridades desestimaron por falsa una declaración firmada por los captores afirmando que los periodistas fueron asesinados durante un ataque militar coordinado por los dos gobiernos".
Pero el jueves, después de que una cadena de televisión colombiana anunciara que había obtenido fotografías gráficas que parecían mostrar los cadáveres de los tres hombres, Moreno canceló sus reuniones en Perú y voló de regreso a la capital.
Ahora, él borró todas las dudas.
El país anunció que desplegará fuerzas de seguridad de élite en la región donde los hombres fueron secuestrados, y prometió una recompensa de 100.000 dólares por información que conduzca a la captura del líder de Oliver Sinisterra, militante del alias "Guacho".
Ecuador "tiene y tendrá todo mi apoyo, el de nuestras fuerzas armadas y el pueblo colombiano", dijo Santos el jueves, y agregó que ordenó a sus altos funcionarios de defensa viajar a Quito para una mayor planificación.
"Condenamos estos actos deplorables", tuiteó. "Cuando los países trabajan juntos, los delincuentes siempre caen".
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