México: López Obrador fue elegido presidente

Andrés Manuel López Obrador fue elegido como el primer presidente izquierdista de México en los últimos tiempos, en una revuelta pública contra el crimen desenfrenado, la corrupción y la pobreza y dando una aplastante derrota a los partidos favorables a las empresas que han gobernado el país durante décadas. El peso cayó.

Las primeras cifras anunciadas por la junta electoral dieron a López Obrador el 53 por ciento de los votos. Ricardo Anaya, líder de una coalición de derecha-izquierda, tenía alrededor del 22 por ciento y José Antonio Meade, el candidato del partido PRI titular, tomó el 16 por ciento.

Mucho antes de que comenzaran a aparecer los resultados oficiales, las encuestas a pie de urna habían mostrado a López Obrador tan por delante de sus dos principales rivales que aceptaron la derrota, y las felicitaciones comenzaron a llegar de los líderes extranjeros, incluido Donald Trump. "Estoy ansioso por trabajar con él", dijo en Twitter el presidente de Estados Unidos, quien en repetidas ocasiones arremetió contra México por enviar inmigrantes y drogas ilegales al otro lado de la frontera.

En un discurso televisado más tarde el domingo, López Obrador prometió "cambios profundos" y dijo que si bien respetará a todos los mexicanos, "le daremos preferencia a los más pobres, a los olvidados". Pero hizo un punto para aliviar el mercado también preocupa, prometiendo respetar la autonomía del banco central, evitar subir los impuestos en términos reales y mantenerse dentro de "canales legales" mientras revisa las ofertas de petróleo aprobadas por el presidente saliente, Enrique Peña Nieto.

Luego se subió a un todoterreno blanco y se dirigió al centro histórico de la ciudad de México, donde lo esperaba una gran multitud de seguidores jubilosos. "Cumpliremos con todas nuestras promesas", les dijo. "No les fallaremos".

Derrotado en los últimos dos votos presidenciales, López Obrador ahora tiene un mandato sin igual por los recientes líderes mexicanos para llevar al país en una nueva dirección. Prometió gobernar como pragmático y dice que no nacionalizará empresas ni abandonará Nafta. Aún así, su procesión hacia la victoria ha alarmado a muchos inversores y líderes empresariales.

Les preocupa que la privatización de la industria de la energía se reduzca, y los programas sociales ampliados empujarán al país a la deuda. López Obrador dice que sus planes se pueden financiar sin gastos deficitarios, con el dinero ahorrado al eliminar el soborno. Los economistas son escépticos.

El modelo actual, supervisado por tecnócratas con formación en EE. UU. Y centrado en presupuestos ajustados y comercio exterior, ha obtenido calificaciones crediticias de grado de inversión para México. Ha tenido menos éxito en generar crecimiento en la economía de $ 1,2 billones, o un nivel de vida más alto para los mexicanos comunes. Alrededor de la mitad de los 125 millones de habitantes del país vive en la pobreza. Son la base de López Obrador, y esperan beneficios materiales concretos de su presidencia.

Las elecciones mexicanas se inscriben en un patrón más amplio de políticos antisistema que apelan a los votantes que quedaron rezagados debido a la globalización, aunque López Obrador, que se destacó como activista defensor de los derechos de los pueblos indígenas, tiene poco en común con Trump o la derecha populista que han ganado poder en Europa.

Los mercados han tenido mucho tiempo para prepararse para una victoria de AMLO. El peso ha disminuido desde mediados de abril, ya que su ventaja en las encuestas se amplió.

Los nervios de los inversionistas pueden intensificarse si el partido Morena de López Obrador arrasa ambas cámaras del Congreso, un resultado que está al alcance según algunas encuestas, aunque los resultados finales pueden no estar claros por varios días. Las mayorías en la legislatura facilitarían el avance de una agenda que incluye la construcción de nuevas refinerías y ferrocarriles, y la auditoría de contratos de energía del período de Peña Nieto.