Martes 23 de abril 2024 | Contáctenos
Un enfrentamiento entre miles de migrantes centroamericanos que intentan llegar a los Estados Unidos y la policía mexicana se prolongó durante la noche en la frontera sur de México, con algunos migrantes colgando de la puerta cerrada de la frontera que se lamentan "aquí hay niños". Otros dormían en un puente abarrotado que unía Guatemala con México.
Hasta la madrugada de este sábado 20 de octubre, miles de personas estaban atrapadas en la frontera sur de México después de un intento fallido de ingresar al país.
Los miembros de la caravana de migrantes, compuesta por más de 3,000 migrantes, habían atravesado antes una valla fronteriza guatemalteca y se lanzaron al puente sobre el río Suchiate. Hombres y mujeres, algunos con niños pequeños y bebés bañados en sudor, comenzaron a asaltar y escalar la barrera, derribándola. Desafiaron los ruegos de las autoridades mexicanas para un cruce ordenado y las amenazas de represalia del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.
Pero fueron recibidos el viernes por un muro de policías con escudos antidisturbios en el lado mexicano del puente. Unos 50 lograron abrirse paso antes de que los oficiales lanzaran spray de pimienta y el resto se retirara, uniéndose al mar de la humanidad en el puente.
La policía y los agentes de inmigración comenzaron a permitir que pequeños grupos de 10, 20 o 30 personas cruzaran las puertas si querían solicitar el estatus de refugiado. Una vez que presentan una reclamación, pueden ir a un refugio para pasar la noche.
Algunos inmigrantes, cansados de esperar, saltaron del puente al río Suchiate el viernes. Corrían el riesgo de ahogamiento por la derrota. Cuando se le preguntó por qué quería saltar, un joven de 16 años dijo: "no hay trabajo aquí".
Cuando cayó la noche en el puente, la frustración de los migrantes se convirtió en desesperación cuando las mujeres que se aferraban a los niños pequeños tomaron las filas frente a la puerta, suplicando a la policía federal mexicana. Algunos migrantes gritaron "¡Tenemos hambre!" Otros preparan lonas para prepararse para la noche durmiendo en el puente cada vez más sucio y sucio.
Un oficial marino mexicano con un altavoz se acercó a la puerta y les dijo a los migrantes que los llevarían en camiones a "un centro de atención humanitaria" en Tapachula, una ciudad fronteriza en el estado mexicano de Chiapas. Pero el funcionario no dijo cuándo sucedería esto.
Los migrantes se han unido para viajar en masa regularmente en los últimos años, pero esta caravana era inusual por su enorme tamaño, dijo Victor Clark Alfaro, profesor de estudios latinoamericanos en la Universidad Estatal de San Diego. En comparación, una caravana en abril que también atrajo la ira de Trump fue de unos 1.000.
"Llama la atención que la cantidad de personas en este tipo de caravanas está aumentando", dijo Clark Alfaro. "Es la migración de una dimensión diferente".
Cargando...