Viernes 19 de abril 2024 | Contáctenos
La nueva era de austeridad del gobierno que el presidente Andrés Manuel López Obrador se comprometió a cumplir se exhibió ayer lunes 3 de diciembre mientras se alineaba para abordar un vuelo comercial a Veracruz.
El día después de su juramento como presidente, López Obrador había llegado al aeropuerto de la Ciudad de México en su Volkswagen Jetta justo después de las 2:00 pm en compañía de su pequeño y desarmado equipo de seguridad compuesto por solo tres mujeres y dos hombres sin entrenamiento policial.
Se acabaron los días en que era imposible que los ciudadanos comunes se acercaran a su presidente debido a la presencia del Alcalde del Estado Presidencial, la institución que hasta el viernes 30 de noviembre estaba encargada de proteger al líder de la nación.
Ayer, los pasajeros del aeropuerto y el personal de la aerolínea posaron para fotos con el flamante presidente mexicano y felicitaron al político de 65 años de edad por su inauguración, y algunos incluso aprovecharon la oportunidad para darle un abrazo.
Por su parte, el nuevo presidente se mostró relajado, conversando con quienes se le acercaron para hablar de un partido de fútbol en la Ciudad de México y preguntando a algunos de los que habían disfrutado más: su ceremonia oficial de juramentación en el palacio legislativo o su limpieza indígena en el zócalo. La plaza principal de la capital.
Esperando su vuelo, Andrés Manuel López Obrador aseguró a los demás pasajeros que estaban a la escucha que el avión presidencial se pondría a la venta.
A bordo, el periódico El Universal informó que el capitán del avión dio la bienvenida al nuevo presidente a bordo, un gesto que recibió un aplauso de los demás pasajeros.
Durante el vuelo, López Obrador bebió café y examinó documentos con Daniel Assaf, el jefe de sus detalles de seguridad informales, conocido como la ayudantía presidencial, una palabra que literalmente significa asistentes o ayudantes.
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