Grover Pango, autor de estas líneas
Parece la historia de siempre y de alguna manera lo es, pero la diferencia puede estar en el enfoque. La historia de siempre es que no tenemos la educación que debiéramos tener; la diferencia está en saber cómo encararla y con quiénes.
Las recientes visitas del Consejo Nacional de Educación a Tacna y Moquegua se enmarcan en este empeño. Puesto que el CNE debe proponer un Proyecto Educativo para el país que vaya del 2021 al 2036, ha destinado este año para movilizar a todo el país, comenzando por quienes lo conducen.
En la base está entender a la educación como un proceso que forma y potencia a cada quien. Por sobre todas las cosas, importa ver a la educación como un derecho porque es el proceso esencial de la vida, con el cual se logra formar ciudadanos responsables, capaces, probos, productivos, que saben discernir y le dan sentido a su propia existencia. Además y en atención a las exigencias actuales, con capacidad para “relacionarse en un diálogo intercultural e intergeneracional, con creatividad para enfrentar los desafíos de una sociedad en permanente cambio”.
Urge incorporar a este enfoque centrado en las personas el rol educador que tiene la sociedad en su conjunto. Quien lea estas líneas debiera saber que, aunque no fuera profesor/a, lo que haga –o deje de hacer- es una lección para alguien. Más que un eslogan es una verdad: Todos Somos Educadores.