Jueves 25 de abril 2024 | Contáctenos
Los migrantes centroamericanos que viajaron a través del sur de México hacia los Estados Unidos el martes recordaron temerosamente su frenética fuga de la policía el día anterior, se escurrieron bajo las cercas de alambre de púas en los pastos y luego pasaron la noche en el bosque después de que cientos fueron detenidos en una redada.
En la ciudad de Tonala, estado de Chiapas, los migrantes acudían en tropel a uno de los pocos lugares donde sentían que podían estar a salvo: la iglesia católica local, solo para comenzar con temor ante el sonido de la sirena de una ambulancia.
Las autoridades de inmigración mexicanas dijeron que 371 personas fueron detenidas el lunes en lo que fue la mayor redada individual hasta la fecha en una caravana de migrantes desde que los grupos comenzaron a moverse por el país el año pasado.
Consultado sobre las detenciones en una conferencia de prensa el martes por la mañana, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador reconoció que el gobierno no está permitiendo que los migrantes simplemente vayan a donde quieran. Negó tomar una línea dura, diciendo que los controles son para la seguridad de los migrantes porque supuestamente los traficantes de personas están infiltrados entre las caravanas.
Su jefe de inmigración, Tonatiuh Guillén, dijo más tarde que el incidente del lunes fue "lamentable", particularmente en el caso de los niños que estaban asustados.
Dijo que no era algo que quisiera repetir. Pero también sostuvo que era una acción normal de aplicación de la migración.
Guillén dijo que México ha deportado a 11,800 migrantes en lo que va de este mes y está siendo más selectivo en cuanto a quién recibe una visa humanitaria, lo que le permite a un migrante permanecer en el país y trabajar.
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