La última clase de Alan García a sus alumnos del Instituto de Gobierno fue grabada. He aquí una síntesis de la misma bajo la pluma de nuestro apreciado Hugo Neira. Antes, unas acotaciones mías.
- En esta clase, la vispera del día de su muerte, Alan García es consciente de que su decisión de suicidarse, ante un escenario probable que había previsto con antelación, ya estaba cerca de cumplirse.
- Es importante subrayar que este acto final, que pone fin a su vida, lo realiza libre de cobardía alguna, dejando constancia de que toda su vida fue un político que trabajó en favor del Peru y los peruanos, al tiempo que deja constancia de que lo hace defendiendo su dignidad y lugar en la historia. No por casualidad le dijo a sus alumnos, en su ultima clase: “En la vida hay que escoger en qué momento morir”.
- Alan García se suicida, pues, para no ser humillado y exhibido como un animal encadenado por sus perseguidores de antes y de ahora, que con su infeliz conducta han escrito una página negra en nuestra historia, llena de mezquindad, odio, venganza, y sobre todo una historia de falta de amor al Peru y de rencor hacia el APRA. Y en este caso concreto, hacia Alan García, tal como antes lo fue durante decadas con quien fue su maestro y fundador del APRA, Víctor Raul Haya de la Torre.
Una página negra llena de mezquindad, odio y venganza contra un aprista que buscaba el progreso del Perú en libertad y con justicia social, ciertamente con reducción de la pobreza y la desigualdad de ingresos y riqueza, a fin de hacer del lugar en que nacimos un país que progresa con gente sana, educada y culta. Orgullosa de su identidad mestiza, como herencia principal de dos grandes imperios, y que se proyecta al futuro con seguridad, orden y libre de corruptos y traidores, que en el pasado tanto daño le han hecho a la patria que la cobijó al nacer.
Gustavo Saberbein, PhD
Chicago, Mayo de 2019.