Miércoles 24 de abril 2024 | Contáctenos
Tras un coro global de preocupación y condena, el presidente de extrema derecha de Brasil, Jair Bolsonaro, se ha comprometido a movilizar al ejército para ayudar a combatir incendios que han estado devastando grandes partes de la selva amazónica, mientras que su administración lanzó una ofensiva de encanto diplomático para tratar de reparar puentes de ultramar.
Los incendios en la Amazonía brasileña, que representa más de la mitad de la selva tropical más grande del mundo, han aumentado en un 83 por ciento este año, según datos del gobierno, destruyendo vastas franjas de un baluarte vital contra el cambio climático global.
En un intento por combatir los incendios y aliviar las críticas dirigidas a él, Bolsonaro, quien inicialmente acusó a las organizaciones no gubernamentales de incendiar el bosque sin proporcionar ninguna evidencia, dijo en un discurso televisado que había autorizado el uso de tropas para luchar contra los incendios y detener la deforestación ilegal en la Amazonía.
Pero el ex oficial militar atribuyó la escala de los incendios a un clima más seco que el promedio e insistió en la necesidad de un desarrollo económico de la Amazonía para mejorar las vidas de sus 20 millones de habitantes.
"Los incendios forestales ocurren en todo el mundo, por lo que esta no es razón para imponer sanciones internacionales. Brasil seguirá siendo así, ya que ahora es un país que es amigable con todos y es responsable de proteger su bosque", dijo Bolsonaro en un discurso televisado el viernes.
Los ambientalistas han advertido que sus controvertidos planes para más agricultura y minería en la región acelerarán la deforestación.
"Tenemos que darle a la población la oportunidad de desarrollarse y mi gobierno está trabajando para eso, con cero tolerancia al crimen, y eso no es diferente para el medio ambiente", agregó Bolsonaro.
Las encuestas muestran que los brasileños se oponen abrumadoramente a su política sobre el medio ambiente y, mientras hablaba con la nación, los residentes de las grandes ciudades de todo Brasil golpearon ollas y sartenes en una forma de protesta.
Los líderes europeos hicieron eco de esa crítica, quienes el viernes amenazaron con romper un acuerdo comercial con América del Sur, lo que refleja la creciente ira internacional hacia Brasil a medida que el número récord de incendios en la selva amazónica intensificó una crisis ambiental en desarrollo.
El presidente francés, Emmanuel Macron, pidió a los líderes del G7 que discutan la crisis ambiental en Brasil en una cumbre este fin de semana en el complejo costero francés de Biarritz. Francia e Irlanda amenazaron con oponerse a un acuerdo comercial de la UE alcanzado en junio con el bloque regional de países del Mercosur, incluidos Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay, tras la respuesta de Brasil.
Horas antes de la reunión del G7, Macron dijo en Twitter "nuestra casa está en llamas", y pidió a los miembros de la cumbre que actúen.
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