Jueves 25 de abril 2024 | Contáctenos
El presidente boliviano, Evo Morales, dijo el domingo que renunciaría después de que el informe de la OEA indicara que hubo fraude en las elecciones del pasado 20 de octubre.
Morales, el líder del país durante más de 10 años, dijo en comentarios televisados que presentaría su carta de renuncia para ayudar a restaurar la estabilidad, aunque apuntó a lo que llamó un "golpe de estado".
El jefe de las fuerzas armadas de Bolivia, general Williams Kaliman, dijo el domingo que los militares le habían pedido a Morales que renunciara después de semanas de protestas por las elecciones presidenciales del 20 de octubre, que Morales supuestamente ganó.
"Sugerimos que el Presidente del Estado renuncie a su mandato presidencial, permitiendo que se restablezca la paz y se mantenga la estabilidad por el bien de nuestra Bolivia", dijo Kaliman.
"Del mismo modo, pedimos al pueblo boliviano y a los sectores movilizados que eliminen las actitudes de violencia y desorden entre los hermanos para no manchar a nuestras familias con sangre, dolor y luto".
El domingo anterior, Morales había acordado celebrar nuevas elecciones después de que un informe de la Organización de Estados Americanos, u OEA, revelara serias irregularidades en la votación del 20 de octubre.
El informe de la OEA dijo que las elecciones deberían ser anuladas después de haber encontrado "manipulaciones claras" del sistema de votación que cuestionaron la victoria de Morales, con una ventaja de poco más de 10 puntos sobre su principal rival, Carlos Mesa.
La agitación electoral amenazó con derrocar a Morales, un sobreviviente de la "marea rosa" izquierdista de América Latina hace dos décadas, y podría afectar a la región en un momento en que los líderes de izquierda han vuelto al poder en México y Argentina.
"Esto es importante no solo para el bienestar del pueblo boliviano, sino también para la estabilidad de Argentina, Chile, Perú, Paraguay y Brasil", dijo Juan Cruz Díaz, director gerente de asesores de riesgos del Grupo Cefeidas.
El legado de Morales "se verá comprometido y la región sufrirá otro impacto con consecuencias mucho más allá de Bolivia", dijo.
Morales, hablando en una conferencia de prensa anterior, trató de aplacar a los críticos al decir que reemplazaría al cuerpo electoral del país para la nueva votación, aunque sus oponentes, que ya estaban enojados porque corrió desafiando los límites de mandato, no fueron mitigados.
Luis Fernando Camacho, un líder cívico de la ciudad oriental de Santa Cruz que se ha convertido en un símbolo de la oposición, dijo que el informe de la OEA demostró claramente el fraude electoral. Reiteró su llamado a que Morales renuncie.
"Hoy ganamos una batalla", dijo Camacho a una multitud de simpatizantes en la sede de gobierno, aunque agregó que se necesitaba más tiempo para reparar el orden constitucional y la democracia. "Solo cuando podamos estar seguros de que la democracia es sólida, entonces volveremos a casa".
A medida que las consecuencias de la auditoría se extendieron por Bolivia, hubo indicios de que el apoyo de Morales estaba disminuyendo rápidamente.
Varios de sus aliados renunciaron, incluido el ministro de Minería, César Navarro, y Víctor Borda, presidente de la Cámara de Diputados, que pertenece al partido de Morales. Ambos citaron el miedo por la seguridad de sus familias.
Juan Carlos Huarachi, líder de la Central Obrera Boliviana (COB), un poderoso sindicato progubernamental, dijo que Morales debería retirarse si hacerlo ayudaría a poner fin a la violencia.
En los últimos días, también se vio a las fuerzas policiales uniéndose a las protestas antigubernamentales, mientras que el ejército dijo que no "confrontaría a la gente" por el tema después de un enfrentamiento de una semana.
La oficina del fiscal general también anunció que había ordenado una investigación con el objetivo de procesar a los miembros del cuerpo electoral y otros responsables de las irregularidades.
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