Después de escuchar, observar y sobre todo preguntar, sobre el escenario político peruano, he decidido votar contra la utilización de los símbolos peruanos que son de todos y no de quienes han escogido utilizarlos con fines partidarios.
Contra la memoria selectiva y el olvido del pasado, contra los advenidizos analistas políticos que salen por todos lados, repitiendo y argumentando mantras y medias verdades, contra el racismo social e institucionalizado, contra la mal llamada libertad y democracia. Por todo ello y muchos más. ¡Esto no puede seguir así!
La educacion, la salud y la institucionalidad están deformadas. La pirámide económica, empresarial y la responsabilidad financiera tributaria no pueden seguir con esta distribución engañosa. Se dice que el Perú ya no será el mismo, ya dejó de serlo hace mucho tiempo.
Pedir todo esto no me convierte en un comunista, en alguien que quiere perder la libertad individual. Pedir todo esto no es ser mantenido ni holgazán, no tener iniciativa ni valor para afrontar los obstáculos que nos pone la vida.
Por todo esto y muchas cosas más pregunto si todo está bien económicamente ¿por qué tanta desigualdad?; si hay tanta democracia represantiva y libertad ¿por qué acceden a ella tan pocos ciudadanos? Pedir una mayor participación, ¿me convierte en un comunista?, ¿en un autoritario?
Seguir así es ser rehén de su propia nube y tener síndrome de Estocolmo. No soy comunista, ni socialista, ¡pero esto no puede seguir así! La mal llamada derecha peruana y los grupos de ultraderecha saben que el Perú se partió en dos.
A los libertarios peruanos que reclaman libertad y democracia, a ellos les recomiendo que lean a Erich Fromm, Max Weber o Raymond Aron, referencias del liberalismo. ¿Se puede sostener que si nos ponemos a reclamar dignidad y valores nos moriremos de hambre? En la estructura social y política en el Perú, la aritmética de la libertad debe evolucionar. Para pedir no hay que ser "comunista"; repito, no lo soy.
La anatomía del miedo en el Perú está en la mente de muchos compatriotas, es algo que transmitimos a las nuevas generaciones impidiéndoles avizorar, añorar una lucha por la dignidad y la razón. La anatomia del miedo nos convierte en una cultura fracasada.
Querer vivir por la pasión del poder es vivir en actos omitidos, como lo describe Santiago Martin en su libro y Oswaldo de Rivero en "Estados Invisibles". La realidad nacional nos empuja a esta reflexión, hay que despertar el corazón y sobre todo a la mente, el Perú ya no puede ni debe seguir así. El discurso fácil y monosílabo no va más...
Recomiendo, insisto, a los libertarios que lean el Ensayo sobre las Libertades, de Raymond Aron. "La democracia, tal y como la concibe ordinariamente el ciudadano de a pie, es esencialmente la negación de las órdenes privilegiadas y la tendencia a una igualdad económica", nos dice Aron.
¿Por qué nos comportamos como en una estructura social de amo a siervo, de riqueza a poder? La democracia con este comportamiento hace que una actividad ciudadana deshonrada se asuma como normal por cada uno de nosotros. La antropología cultural no existe en el Perú. La democracia liberal, en su época mal llevada en el Perú, se ha tornado mercantilista y mezquina, sin valores ni dignidad. ¡Qué tal ignorancia! Con todo esto no es de extrañar que actuemos así.
Soy liberal, pero no soy dogmático ante la corrupción, la manipulación y el todo vale. La derecha peruana sigue siendo miope ante esta realidad; debe mostrarse sin complejos y con valor, y asumir su responsabilidad al llevarnos por el camino de los grupos que velan por el interés al poder y la corrupción, con un racismo que se extiende por todas las capas sociales y estructuras económicas con gran superioridad.
Por esto, y más reflexiones, pido un cambio en las formas y en el fondo. Mi voto irá siempre en esa dirección.
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