Viernes 26 de abril 2024 | Contáctenos
El hecho de que el segundo gabinete de Pedro Castillo haya logrado obtener el voto de confianza en el Congreso de la República y que el jefe de Estado exprese su satisfacción por el objetivo alcanzado no debe inducir a tapar el Sol con un dedo y a no admitir que el oficialismo ya no goza del respaldo monolítico del partido al que el ahora presidente respresentó en la última justa electoral.
De los 35 parlamentarios que se hicieron de un curul representando a Perú Libre luego de llevada a cabo la primera vuelta del pasado mes de abril y expresaron su voto después de la presentación de la política general de Gobierno a cargo de la presidenta del Consejo de Ministros Mirtha Vásquez, 16 legisladores, el llamado bloque "cerronista", se negó a dar la luz verde. Dejando en claro que las cosas en lo que concierne a la relación entre el Ejecutivo y el Legislativo han entrado a una nueva fase.
De nada valió que la primera ministra Mirtha Vásquez Chuquilín en el marco de su intervención final dijera "Necesitamos ponernos de acuerdo porque la gente allá afuera con su dolor está esperando que esta representación política, tanto en el Ejecutivo como el Legislativo, dé la talla para responder a un momento histórico sin precedentes", la disciplina de partido se impuso y los 16 congresistas votaron en contra de la confianza, al igual que los fujimoristas y una gran parte de los legisladores de Renovación Popular y de Avanza País.
Ante lo sucedido en el Pleno del Congreso el jueves 4 de noviembre se podría aducir que no es la primera vez que los representantes por Perú Libre dividen sus votos; la votación para eliminar las primarias de las elecciones regionales y municipales 2022 constituye la prueba fehaciente, pero en esta oportunidad ya queda claro que, a medida que nos alejamos del 28 de julio, las diferencias entre el Ejecutivo presidido por Pedro Castillo y el sector "Cerronista" de Perú Libre en el Congreso se acentúan.
El comunicado de Perú Libre del 14 de octubre
El comunicado hecho de conocimiento público el pasado 14 de octubre, afirmando la existencia de "un inocultable giro del gobierno y (del Gabinete Vásquez) hacia el centro derechismo", advertía en form categórica posibles medidas disciplinarias contra los miembros de Perú Libre que habían aceptado ser parte del nuevo gabinete. Se refería, no cabe duda, a Dina Boluarte, vicepresidenta y ministra de Desarrollo Social e Inclusión, y Bettsy Chávez, designada ministra de Trabajo.
Poco efecto tuvo el hecho que tanto Dina Boluarte y Bettsy Chávez salieran al frente y explicaran su incorporación al gabinete Vásquez, encarando a la dirigencia del partido fundado por Vladimir Cerrón, señalando que se ponía de esa manera "de espaldas a la esperanza que encarna Perú Libre". De poco valió asimismo que el mismísimo presidente Pedro Castillo dijese "Hoy hasta con un tuit piensan que se cambia el país, y así no es; el país se cambia trabajando", el sector "Cerronista" se la había jurado.
La cosa estaba clara, la unidad de la bancada de Perú Libre, bastaba una lectura rápida al comunicado de Perú Libre del pasado 14 de octubre, pendía de un hilo. Los esfuerzos del presidente Pedro Castillo para garantizar la viabilidad de su gobierno, tan solo 100 días después de iniciado el periodo presidencial 2021-2026, ha encontrado un obstáculo mayor en el seno de Perú Libre, el ala dura de la izquierda de Perú Libre que antepone el proyecto político del partido.
Posibles alianzas congresales
No cabe duda, la toma de distancia de algunas de las banderas de lucha enarboladas en el fragor de la segunda vuelta de la campaña electoral, tales como la redacción de una nueva Constitución Política y el endurecimiento de la normatidad para las actividades de las empresas que explotan los recursos naturales, le pasan la factura al presidente Castillo y lo obligarán a prospectar nuevos alineamientos en el seno del Congreso en aras de sacar adelante su ejercicio de gobierno.
La ruptura del bloque parlamentario de Perú Libre pone contra las cuerdas al Presidente Pedro Castillo, a partir de ahora se verá obligado a tejer vínculos con otras bancadas parlamentarias, tales como la de Alianza para el Progreso, el Partido Morado-Somos Perú o Juntos por el Perú. No se debe descartar a Acción Popular. Y nada garantiza que los intereses de estas bancadas puedan ser compatibles con los del proyecto político del presidente Castillo.
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