Miércoles 24 de abril 2024 | Contáctenos
Los resultados de la última encuesta de Datafohla, publicados la tarde del sábado 1ero de octubre, indicaban que la distancia entre lo que obtendría el expresidente Luiz Inacio Lula da Silva y lo que conseguiría el presidente Jair Bolsonaro era de 14 puntos porcentuales. El izquierdista, indicó el sondeo, obtendría nada menos que el 50 por ciento de los votos, mientras que el ultraderechista tendría que contentarse con el 36 por ciento de estos. Los porcentajes que se dieron a conocer a medida que avanzaban las horas de ayer domingo 2 de octubre mostraron que el pronóstico no se correspondía con la realidad.
Con el 99,9 por ciento de los votos escrutados, ni el porcentaje obtenido por el expresidente, ni el conseguido por el actual inquilino del Palacio de Planalto, era lo que Datafohla había anunciado haciendo eco de lo que unanimemente las otras encuestadoras habían anunciado. El porcentaje de Lula da Silva se quedó corto, a poco más de un punto y medio del 50 por ciento pronósticado: 48,32 por ciento. Mientras que el del presidente saliente, al final, fue un 7,2 por ciento superior al que la encuesta había pronósticado: 43,2.
Los 156 millones de electores que fueron convocados ayer domingo a las urnas para elegir a quien tomará las riendas del Ejecutivo del coloso de América del Sur a partir del próximo 1ero de enero hasta el 31 de diciembre de 2026 tendrán que ir a ejercer su derecho a voto una vez más dentro de cuatro semanas, el domingo 30 de octubre. Una jornada electoral en la que lo que decidan los que votaron por la senadora Simone Tebet, candidata del Movimiento Democrático Brasileño (4 por ciento), y los que se inclinaron por el centroizquierdista Ciro Gomes será determinante (3 por ciento).
"Las puertas están abiertas para la conversación", dijo Jair Bolsonaro haciendo un guiño a los electores que dieron su apoyo a Simone Tebet y a Ciro Gomes, poco después de conocer los resultados. Haciendo saber que la hora del diálogo y, por qué no, de la negociación había llegado. Poco antes en el marco de su alocución había dicho: "Hay voluntad de cambio, pero ciertos cambios pueden ser a peor", dando a entender que en el escenario en el que medirá fuerzas con el hombre que presidió el Ejecutivo brasileño entre 2003 y 211 había espacio para las concesiones.
"Vamos a ganar, esto es tan solo una prórroga", dijo por su parte el seis veces candidato a la presidencia Lula da Silva desde un hotel de Sao Paulo, sabedor que las cuatro semanas que lo separan del domingo 30 de octubre, con 76 años a cuestas, 9 menos que Jair Bolsonaro, mantendrán en vilo no solo al grueso de los brasileños. Sabedor que no habrá descanso si lo que se quiere es convencer a gran parte de esos 15 millones de votantes que se dieron cita ayer y no votaron ni por él ni por Jair Bolsonaro.
En medio de una sociedad que enfrenta a una serie de desafíos, como la deforestación de la Amazonia, el aumento de la pobreza y el hambre, una economía que avanza dando tumbos y una población polarizada, los electores del coloso sudamericano fueron convocados ayer a las urnas para elegir presidente, Cámara de Diputados, un tercio del Senado, los gobernadores de los 26 Estados y del Distrito Federal, además de todos los Parlamentos estatales. Poco más del 79 por ciento se dio cita con las urnas.
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