Estados Unidos. Cuando los doctores le dieron a Kate Ogg la peor noticia que le pueden dar a una madre: que uno de sus gemelos había muerto, el amor pudo más e hizo que el prematuro bebe reviva.
Los galenos intentaron salvar al pequeño, que nació a las 27 semanas y pesó sólo 2 libras, pero sus esfuerzos fueron en vano, según publicó el diario Daily Mail.
La madre, destrozada, tomó en brazos a su hijo y, por cerca de dos horas, entre caricias y besos, le dijo cuánto lo amaba y que no quería que no se fuera. En ese momento ocurrió el milagro.
Al principio, inhaló, pero los médicos dijeron que había sido un reflejo. Sin embargo, Kate le dio un poco de leche materna con su dedo y el bebé empezó a respirar.
"Oh Dios mío... ¿qué está pasando?", exclamó la madre. Después el bebé abrió los ojos, tendió la mano y agarró el dedo. El médico sólo decía: "No lo puedo creer, no lo puedo creer".
A cinco meses de haber tenido esta increíble experiencia, Kate comparte con los medios de comunicación su felicidad con el pequeño Jamie y la importancia del contacto con la piel para los bebés enfermos.