Budapest.- El vertido de miles de toneladas de lodo tóxico en al oeste de Hungría ha tenido consecuencias más severas de lo que se pensaba al principio. Según el Consejo Científico estatal la contaminación en el suelo por los químicos podría haber penetrado más de 10 centímetros.
“Hay que remover esa tierra muerta, aunque el agua potable no corre peligro de contaminación”, señaló el comité en un informe.
La catástrofe sucedió cuando el dique de una balsa residuos de la fábrica de aluminio de Ajka sufrió una rotura y la fuga del “barro rojo” causó nueve muertos y más de un centenar de heridos, además de contaminar una zona de unos 40 kilómetros cuadrados.