Miércoles 24 de abril 2024 | Contáctenos
Sudán vive hoy la jornada electoral más importante en su corta pero trágica historia en el que la violencia y la muerte han sido una constante. Más de cuatro millones de sudaneses acudirán a las urnas para decidir si su país se mantiene unido o, por el contrario, se divide para dar paso a la nación más joven del planeta.
Desde tempranas horas miles de personas se aglomeran en los centros de votación para participar en un referéndum cuyas características lo hacen único en el mundo.
Las autoridades estiman que la votación dure una semana debido a la falta de estructura física en el país. Tras años de guerra, los colegios son un triste recuerdo, mientras las carreteras u otros sistemas de transporte están prácticamente destruidos.
Además, como apenas el 15% de la población –de 8.7 millones de personas– sabe leer y escribir se ha optado por utilizar imágenes en las cédulas de votación.
En el referéndum los sudaneses intentarán poner fin a un conflicto étnico-religioso que lleva varias décadas.
De acuerdo a las últimas encuestas el sur cristiano optará por separarse del norte musulmán.
Aunque la decisión podría dar un poco de calma a la región, se espera que las fuerzas fundamentalistas del norte den la batalla por mantenerse unidas a zonas ricas en petróleo.
El oro negro del sur supone una importante fuente de financiación a grupos vinculados a la red terrorista Al Qaeda que denuncian que, una vez más, los cruzados de Occidente intentan apoderarse de tierras santas del Islam.
De dividirse Sudán la comunidad internacional deberá prepararse para la venganza de los fundamentalistas. Ese es el precio de la libertad.
Por Sergio Paz Murga
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