Santiago.- Fue una noche memorable y digna de todos los elogios. El cantante español Alejandro Sanz fue la carta más importante de los organizadores para la última noche del Festival de Viña del Mar, y no defraudó.
Ante más de 15,000 personas –la mayoría mujeres–, en el auditorio abierto de la Quinta Vergara, Sanz encandiló con un show que mezcló parte de su nuevo material, Paraíso express, con sus viejos clásicos que fueron coreados de principio a fin.
Amiga mía, Cuando nadie me ve, Mi soledad y yo, Lo ves, y No es lo mismo fueron verdaderos himnos al amor que el español utilizó para dominar al monstruo que rugió en forma unánime para que se le otorgara los máximos premios de la noche.
Así, no fue suficiente que le dieran las antorchas de plata y de oro, o que la Gaviota de Plata fuera la mejor recompensa de la noche. No. La masa coreó una y otra vez ¡oro!, ¡oro! hasta que los animadores del certamen aceptaron darle el máximo galardón del festival.
“Cuánto te amo Chile”, terminó por decir que Sanz, quien demostró un tremendo dominio del escenario y una madurez en su voz que lo confirman como una de las estrellas más grandes de la música latinoamericana y mundial.