Desde principios de año, el gobierno de Sarkozy deportó a más de 8.300 gitanos rumanos y búlgaros. Esta política impulsada por el Presidente francés, desató una ola de críticas dentro y fuera del país.
El secretario del Consejo Pontificio para los Migrantes e Itinerantes del Vaticano, monseñor Agostino Marchetto, ha recordado que los gitanos "también fueron víctimas de un Holocausto" y que todavía hoy "viven huyendo de quien les persigue".