Trípoli.- Se acabó. La suerte de Muamar Gadafi parece estar echada definitivamente luego que los rebeldes anunciaran su captura. Sin embargo, no estamos hablando de un mero político que se conformaba con leer los planes que su Consejo preparaba, sino además de alguien exigente en cuanto al estilo de vida y seguridad personal.
Así tenemos a sus decenas de guardaespaldas femeninas totalmente armadas, enfermeras ucranianas (a una de ellas la tildó como "rubia voluptuosa"), lujosas fiestas en su palacio de Trípoli, el río artificial que mandó a crear e incluso se habla de una ciudad subterránea debajo de su fortín, cuya edificación le habría costado más de 50 millones de euros, según El Mundo.
Es así como el vástago de un pastor beduino de Sirte invertía los impuestos de sus compatriotas, o por los menos gran parte de los mismos.