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Jueves 24 de noviembre 2011

La ideología marxista y la antiminería

Por: Sergio Tapia Tapia
La ideología marxista y la antiminería
Foto: Difusion

El autor del artículo, Sergio Tapia

A la vista de la agitación en Cajamarca contra las actividades mineras, se vienen ensayando desatinadas argumentaciones por parte de quienes creen presenciar una insatisfacción causada por problemas de agua, ó por un ansia de más recursos del canon minero.

Se nos viene una ola de movilizaciones, fruto del trabajo de agitadores marxistas. Pero, tratar de enfrentarlas con mesas de conversación, talleres de responsabilidad social, ó con incrementos de recursos financieros y facilitando la ejecución presupuestal para las autoridades locales. Es, sencillamente, perder el tiempo, ó lo que es más dramático: echar gasolina al fuego. Porque nada de eso sirve para sofocar el incendio social que ideológicamente se viene promoviendo.

El conflicto contra la minería es causado por la ideología marxista, frente a la que no sirve dar explicaciones de que se tendrá más agua para la agricultura, o prometiendo que se revisará el estudio de impacto ambiental de la empresa.

Mientras subsistan autoridades regionales y municipales intoxicadas por la ideología marxista, tendremos confrontaciones sociales.

El marxismo no contempla la realidad tal cual es, sino que la interpreta para deformarla. El comunismo promueve la sublevación social contra lo que considera las causas que producen la dependencia: Religión, propiedad privada y cultura. Los métodos podrán ser la guerrilla y el terrorismo (método leninista-maoísta) o el trabajo sobre la cultura (el modelo gramsciano), pero la base común de ambos es la agitación social.

 El empresariado habrá quedado sin comprender por qué lo infructífero de su inversión en responsabilidad social, inservible para neutralizar ó aminorar los ánimos revolucionarios de sus poblaciones vecinas. Tampoco comprenderán las autoridades gubernamentales, que uno de sus aliados electorales promueva su desestabilización política y económica. Esto ocurre porque no han captado la naturaleza del fenómeno que deben confrontar: La partidocracia marxista, el método revolucionario con más de 100 años de práctica renovada y los cuadros profesionales de agitación-movilización-propaganda.

El obsesionado fin del comunismo peruano es desestabilizar económica y productivamente al país, porque hay enemistad ideológica entre el marxismo y el llamado “modelo imperante”.

De otro lado, constatamos una suicida ausencia de los partidos en el debate doctrinal de hoy contra el marxismo, en el Congreso, en los consejos regionales y en los concejos provinciales y distritales. La actividad política se ha reducido a un repaso de formalidades, deficiencia de la que se aprovecha hasta “Sendero Luminoso”, que está en vísperas de ser reconocido como la próxima organización política partidaria, a través del MOVADEF.

La manipulación marxista no va a cesar en las poblaciones cercanas a los yacimientos mineros, mientras subsista la infiltración de profesorado comunista en la educación escolar, técnica y universitaria. Lástima que dar solución al problema ideológico de nuestro sistema educativo no sea prioridad para el Estado, ni merezca importancia para los presupuestos de responsabilidad social empresarial.

Sergio Tapia Tapia es Director Jurídico de UnoAmérica
E-mail: tapiatapiasergio@gmail.com
Blog: http://sergiotapiatapia.blogspot.com/

Publicado en diario “La Razón”, Lima (Perú); jueves 24 noviembre 2011; pág. 13

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