Se lanzaron arengas incendiarias desde Lima, recogidas por los diarios de sesgo de izquierda y centroizquierda, cuando el comandante Humala era opositor al régimen del Presidente Alan García;
se paralizó la provincia de La Convención, en la Región Cusco; se lavó banderas en la plaza de armas de la ciudad de Quillabamba, capital de la mencionada locación y en la plaza mayor de Lima; se volanteó en campaña electoral en primera y segunda vuelta; se anunció en el discurso de asunción de mando, el pasado mes de Julio y se persistió en el discurso en los cinco meses de gobierno; me refiero al compromiso de destinar las reservas de gas natural del Lote 88, Camisea, para el mercado interno.
Cuando ha tenido la decisión en sus manos dada por el Poder Judicial, siendo el gobierno el único que podía exigir la revocación la orden de la Cuarta Sala de la Corte Superior de Lima, que sentenciaba que no se aplicase las normas legales que hacían que se pudiera usar el mencionado recurso natural, para la exportación; decide el régimen actual apelar, eso tiene un nombre: “felonía imperdonable” con la macrorregión sur.
Con este hecho, el mandatario muestra su conversión total e incondicional, al credo de la clase empresarial. Del contestatario que se hizo conocido en la campaña presidencial del 2001, no queda nada. Ahora propagandizará las galimatías que preparen sus consejeros a puerta cerrada con los que iban a ser afectados, para exhibir cualquier mamarracho, que muestre que el Consorcio Camisea es dadivoso con el estado peruano. Ya lo hizo con el llamado gravamen minero, faltando a la verdad, diciéndonos que recaudará 3,000 millones de soles anuales.
Corresponderá a los que ayer fueron corifeos en el discurso, expresar su indignación y no solo me refiero a personas sino a los medios de comunicación que hicieron de caja de resonancia. El silencio los hará cómplices y los desautorizará moralmente, más aún cuando gusta presentarse como paladines de la corrección.
Tocará a los que pensamos diferente a la línea actual del Humalismo converso, continuar con la prédica, la causa es justa y la ley asiste, tiene innegablemente sus complicaciones económicas, financieras y políticas de implementación, pero eso no debe significar abdicación del derecho, es más, es la oportunidad para que la imaginación propositiva sea utilizada y se tiemple el carácter ante tamaña actitud servil, generadora de desconfianza.
Fuente: cesargutierrez.com