Soraya Sáenz de Santamaría
Buen referente para la igualdad de género está siendo España, con dos guapas mujeres de cuatro décadas: Soraya Sáenz de Santamaría y Carme Chacón.
La primera con todos los poderes que le ha otorgado el jefe de gobierno, Mariano Rajoy y que tendrá cuatro años por delante para demostrar su valía como gestora y vocera del gobierno del Partido Popular (PP), que recién inicia su mandato. Mientras que Carme, luchará el puesto de secretaria general del hoy opositor y disminuido Partido Socialista Obrero Español (PSOE), teniendo al frente nada menos que al ex candidato a la jefatura de gobierno español, Alfredo Pérez Rubalcaba.
Hay un gran paralelismo en la carrera de ambas: edad, abogadas de profesión y parlamentarias elocuentes. Además de haber ocupado cargos importantísimos en pleno período de gestación, sin que ello significase tregua alguna en sus labores. El perfil perfecto de personaje público de sexo femenino, algunos periodistas de su país, nos hacen ver que no olvidemos que son de carne y hueso.
Pero no solo de ocupar posiciones relevantes en el gobierno o la posición se trata, sino de su formación profesional, de su apego por la política y calidades que podríamos llamar superiores. La diferencia la ha hecho la educación, Soraya, más tecnocrática que política, mientras que Carme, tiene más de lo segundo que de lo primero, lo cual no significa demérito para ninguna de ellas.
Resalto el tema, porque en el Perú, hay preocupación por garantizar una cuota de género en los puestos públicos, llámese Congreso o Poder Ejecutivo y por el momento la regla general es que cualitativamente lo mostrado deja mucho que desear, justamente la formación profesional es el talón de Aquiles. Estamos en una dicotomía, las mujeres con capacidades y estudios, muestran poco apego por la política; mientras que las menos indicadas se aúpan en los partidos y participan en elecciones, llegando a posiciones expectantes de poder.
En el país, está fallando clamorosamente la calidad de la educación y por otro lado los partidos y movimientos son tan minúsculos y desorganizados que no generan atractivo para que más personas se interesen por tener una formación política. Estamos a mucha distancia de las ibéricas, tenemos que hacer esfuerzos para acortarlas.
Fuente: cesargutierrez.com
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