Como cualquier peruano medianamente informado, sé que se está realizando una competencia automotriz llamada “Dakar Argentina – Chile – Perú” y que, habiéndose iniciado el primer día del año en Mar del Plata, concluirá el próximo 15 de enero en Lima, nuestra capital.
Poco aficionado a este tipo de competencias, mi interés en el acontecimiento es más bien indirecto pero no por ello carente de emoción. No estoy pensando en los resultados y me bastaría que, en especial los peruanos que compiten, lleguen a Lima sanos y salvos aunque no ganasen.
La existencia de Dakar tiene para mí el atractivo de ser la capital de Senegal, porque Senegal es una palabra que sonó en mis oídos desde la infancia, como a miles de otros tacneños, por la sencilla razón de que en la escuela aprendimos un poema emblemático que la mencionaba.
Federico Barreto, tacneño, poeta y patriota fervoroso, refería en un soneto la historia de PRINCE, un león de espléndida melena que rugía enfurecido en la jaula de un circo. Barreto encontró en el león cautivo la figura perfecta para describir el cautiverio de su tierra natal luego de la guerra del Pacífico. Y aludiendo a ambos, cerraba la metáfora diciendo: “no está en el Senegal su patria magna. / Su patria es el Perú. Su nombre es Tacna.”
Así fue que el nombre “Senegal” estuvo en nuestros labios desde la infancia sin que nadie pudiera imaginar que, muchos años más tarde, su capital –Dakar- daría título a una competencia que ahora se ha trasladado a esta parte del continente.
Hay, además, otra curiosidad. La historia registra que entre los siglos XII y XIV Senegal tuvo en el gobierno la hegemonía de los MANDINGAS, grupo étnico que en la actualidad bordea los 13 millones de personas distribuidas en nueve países. Siendo un pueblo que sin duda aportó su presencia en el mestizaje peruano por obra de las forzadas migraciones de esclavos, don Ricardo Palma describió agudamente la multiplicidad étnica peruana con su sentencia histórica: “el que no tiene de inga (inca) tiene de mandinga”.
Gracias al “Rally Dakar”, la competencia automotriz de estos días, el nombre de nuestro país estará en los lugares más insospechados y lejanos del orbe, sellando así una cercanía realmente singular entre Senegal y Perú. Nada de esto se habrían imaginado Palma ni Barreto. Hoy Dakar (Senegal) nos lleva por el mundo.