Sacando lustre a su orfandad idiomática, Ollanta Humala ha utilizado un ejemplo poco feliz para describir el rol que le toca en la conducción del Estado peruano,en entrevista concedida al conocido periodista ibérico, Juan Luis Cebrián, publicada en el diario madrileño El País.
Se ha autodefinido como “un chofer de una combi de muchos pasajeros”. Más allá de las formas, sin exagerar en exigencias de circunspección, el comandante tenía que darse cuenta que se estaba dirigiendo a un medio de amplia cobertura mundial, oportunidad de llegar con un mensaje a la aldea global, por tanto los localismos son inoportunos, ocupan espacio improductivo. Esa es la primera crítica de formas.
La segunda observación, siguiendo con la infeliz autodefinición, el señor Humala que dice conocer bien en el Perú, lo cual no solo debe significar andar por los lugares recónditos del país, sino tener el conocimiento para entender lo que ocurre, debería tener bien claro que el oficio de chofer de combi es un mal referente, pues para nosotros es sinónimo del personaje que infringe normas para imponerse, cultura combi le han llamado ya hace más de 20 años a aquel que no tiene trato cordial sino prepotente con sus usuarios y de bajo nivel cultural.
Si así quiere ser como gobernante deberíamos andarnos con cuidado, más aún el despistado sector empresarial y mediático ligado al poder o con fobias a la izquierda, que hoy celebran el titular por lo manifestado en la misma entrevista fallida “no soy de izquierda”. Eso no es trascendente, eso lo sabemos hace tiempo, de ingenuos hicieron los que militando doctrinariamente en ella, creyeron que era uno de los suyos o los que estaban en la antípoda que lo veían como la reencarnación de Hugo Chávez.
Finalmente, la entrevista deja en claro que no hay rumbo, está en la nebulosa de la generalidad y de las frases trilladas: inclusión social, institucionalidad y estado de derecho. En la única pulla sutil y benevolente, Cebrián hace notar que es reiterativo en las palabras aludidas.
El cambio económico estructural que introdujo Fujimori en la década de los años 90, continuado por todos lo que lo sucedieron, sin aportar nada nuevo hasta el momento, ya no es suficiente. La crisis americana y europea os muestran la gran vulnerabilidad de las economías emergentes primario-exportadoras, la reorientación requiere de pericia, que no la tendremos lamentablemente.
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