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Sábado 28 de enero 2012

En memoria de Javier "Pocho" Tantaleán: Reseñas de un libro y de un ensayo

Por: Tito Livio Aguero Vidal
En memoria de Javier 'Pocho' Tantaleán: Reseñas de un libro y de un ensayo
Foto: Difusion

El viernes 12 de agosto falleció Víctor Javier “Pocho” Tantaleán Arbulú. Me acuerdo que la primera que lo conocí le dije que al estudiar la obra y vida de diversos autores apristas para mi tesis de sociología de la PUCP, especialmente la producción literaria de Serafín Delmar (seudónimo literario de Reynaldo Bolaños Díaz), había encontrado el nombre de un tal Víctor Tantaleán. Efectivamente, Delmar en su novela titulada "La Tierra es el Hombre" (Buenos Aires: Americalee, 1942) se lo dedica “A los hombres y mujeres libres de América que lucharon a favor de mi libertad” y “A mis hermanos presos en el Panóptico de Lima: José Melgar Márquez, Víctor Tantaleán, José Alberto Tejada, Félix Pantoja, Julio Cedamanos, Tomás Silva, con quienes compartí los días de prisión”. Pocho me dijo emocionado que Víctor era su tío.

En un segundo momento, cuando comencé acercarme de manera crítica a la historia oficial del PAP y, como consecuencia de esto a tener una nueva conceptualización histórica totalmente alternativa a la que los intelectuales apristas habían elaborado comienzo a profundizar hechos, acontecimiento y personajes que desde mi nuevo punto de vista habían sido tratados de una manera intencionalmente equívoca o errada. Así aparecen, el caso Vásquez Lapeyre, los poetas y narradores que se retiran del PAP a partir del 1948 (Manuel Scorza, Ciro Alegría, Alberto Hidalgo, Juan Gonzalo Rose, Gustavo Valcárcel, Mario Florián, etc.), el APRA Rebelde (Luis de la Puente Uceda, Walter Palacios, Carlos Malpica, etc.) y por supuesto Manuel Seoane Corrales el popular “Cachorro”, Carlos Delgado, y Luis Felipe de la Casas. Y aquí nuevamente aparece Pocho, estudiante de la UNI, universidad que a fines de los años 50 se había convertido en un espacio copado por los nuevos cuadros técnicos del PAP (Gonzalo García Núñez, Salomon Lerner Ghitis, etc.). Pero estos universitarios apristas, que dicho sea de paso dan nacimiento al ARE (Acción Estudiantil revolucionaria) y que en 1969 pasó ya a convertirse en ALIANZA REVOLUCIONARIA ESTUDIANTIL, tienen un gran promotor y mentor: Luis Felipe de las Casas. Los “Casistas”, la mayoría de ellos eran de la Facultad de Ingeniería Económica que fue creada justamente por De las Casas, en el partido se ubicaban en un sector contestatario e izquierdista que en esos años lo lideraba Manuel Seoane Corrales. Recordemos que en esos años estaba prácticamente prohibido hablar de “El Antiimperialismo y el APRA” e incluso cuando un grupo de universitarios apristas de la Universidad Nacional de Trujillo (UNT) imprimió en mimeógrafo algunos capítulos de este libro se produjo en Lima una gran conmoción. Lo que paso después es historia conocida: Seoane se aparta del PAP en el 62 y muchos “Casistas” también. Luego llega el gobierno de Juan Velasco Alvarado que tuvo como asesor ideológico, no hay que olvidar esto, al secretario personal de Víctor Raúl Haya de la Torre, Carlos Delgado, y a Luis Felipe de las Casas como Embajador del Perú en Venezuela. En este importante período de grandes transformaciones, que a decir de Haya de la Torre, los militares simplemente estaban ejecutando el Programa Aprista del 31, como no podía ser de otra manera, Pocho aposto y se la jugo por el cambio.

Terminada la experiencia velasquista, los intelectuales y técnicos más importantes de este experimento revolucionario se nuclearon alrededor del Centro de Estudios para el Desarrollo y la Participación (CEDEP) y comenzaron a sacar la importante y valiosísima revista “Socialismo y Participación”. El que lideraba a este grupo ya no era Carlos Delgado sino Carlos Franco, su discípulo, que venía de una familia aprista y sabía perfectamente lo que significaba el discurso aprista y lo que había sido la heroica lucha clandestina. Allí se apuesta por establecer puentes entre la concepción ideo-política hayadelatorrena y la concepción ideo-política mariateguiana. Es decir, se trato de cuestionar a lo que había sido el gran triunfo de la derecha intelectual peruana: el separar y enfrentar radicalmente a los dos grandes pensadores políticos de izquierda que ha tenido el Perú: Víctor Raúl Haya de la Torre y José Carlos Mariátegui. Producto de todo esto el CEDEP apoyó la elaboración de los planes de gobierno del PAP en 1985 y ahí aparece nuevamente “Pocho” dirigiendo el Instituto Nacional de Planificación (INP). Bueno, el resto es historia conocida: crisis económica y política del primer gobierno aprista, viraje ideológico de Alan García con el Perro del Hortelano reemplazando en los hechos y sin ningún Congreso Ideológico a “El Antiimperialismo y el APRA”, Instituto de Gobernabilidad de la Universidad san Martín de Porras, etc.

Permítanos presentarles dos ensayos que redactamos justamente sobre dos trabajos de “Pocho”. Ambos aparecieron en la página web del Taller de Estudios Sociales y Políticos “Antenor Orrego” y en la revista “Socialismo y Participación”: TANTALEAN, Javier y VIGIER, Pierre. “Gobernabilidad democrática, económica y social” (Lima: Instituto de Gobierno-Universidad Privada “San Martín de Porres”, 2003. 375 pp.) en el # 99, marzo 2005, pp. 153-159 y TANTALEAN, Javier. “Reforma del estado y modernización de la gestión pública dentro de la perspectiva de la gobernabilidad democrática, económica y social” (Lima: enero del 2004, 90 pp.) en el # 100, enero 2006, pp. 413-420.

 

TANTALEAN, JAVIER Y VIGIER, PIERRE. “GOBERNABILIDAD DEMOCRATICA, ECONOMICA Y SOCIAL” LIMA: INSTITUTO DE GOBIERNO - UNIVERSIDAD PRIVADA DE SAN MARTIN DE PORRES. 375 pp.).

TITO LIVIO AGÜERO VIDAL 1   

I. INTRODUCCIÓN.-

En las ciencias sociales, por su propia naturaleza y/o carácter, siempre aparecen categorías teóricas que son usadas profusa e indiscriminadamente, tanto por los mismos científicos sociales como por el resto de personas, al punto que muchas de ellas pierden toda precisión conceptual. Así, se encuentran casos en que un término puede tener una multiplicidad de acepciones dependiendo de toda una serie de factores y circunstancias. Cuando sucede este tipo de situaciones siempre es bueno detenerse y realizar una obligatoria reflexión teórica conceptual que busque hacer un balance de todo lo que ha sucedido desde su emergencia hasta la actualidad pero sobre todo volver a realizar una nueva reconceptualización. Justamente una de estas categorías que ha sufrido todos estos avatares y percances es el de gobernabilidad. Por esa razón, el libro que se reseña viene a ser un perfecto pretexto para poder realizar este importante ejercicio.

II. MARCO TEORICO CONCEPTUAL.-

II.1. Categoría teórica gobernabilidad democrática, económica y social.

En la sección II titulada “Sobre la noción de gobernabilidad” hay una toda presentación y sobre todo un desarrollo de los múltiples contenidos que la gobernabilidad tiene y ha tenido y sin lugar a dudas seguirá teniendo para diferentes autores (Samuel P. Huntington, Norberto Bobbio, David Held, Jürgen Habermas, Clauss Offe, Anthony Pagden, Fernando Sagasti, Pepi Patrón, Nicolás Lynch, Max Hernández, Francois Bourricaud, Diego Achard y Manuel Flores), organismos internacionales (PNUD y Banco Mundial), Institutos o organismos (Comisión Trilateral y Centro Carter), etc. Ahora, todo esto es presentado meritoriamente desde un perspectiva en la que se relaciona la construcción de la categoría con los contextos políticos y económicos tanto en las sociedades capitalistas avanzadas (pp. 31), que es donde surge este término, como en las sociedades que la recepcionan y la hacen suya, en este caso América Latina (pp. 35). Por último, se presenta una clasificación de los diversos significados que tiene la categoría (pp. 39).

Como un desarrollo lógico y natural de toda esta presentación crítica los autores coinciden que la gobernabilidad, en términos generales, está ligada solamente a los sistemas políticos y por ende se mueve en un espacio que no establece vínculos con la sociedad y las estructuras no políticas, inclusive en su aplicación en la región latinoamericana. Por todo esto, se hace necesario una reconceptualización que tome en cuenta no sólo el sistema político propiamente dicho sino que también incorpore otros componentes existentes en toda sociedad como el Estado, la sociedad civil (aunque los autores prefieren el término sociedad), y los que ellos denominan estructura nacional, estructura internacional y marco constitucional.

Hay dos momentos en los que los autores hacen una reconceptualización de esta categoría teórica: en la Introducción 2 y en la sección II 3. Esta nueva definición es producto de un estudio serio y exhaustivo de la categoría gobernabilidad comenzando, como es obvio, por su mismo origen: el término inglés governance, cuya traducción ha planteado problemas. En las lenguas latinas se la ha equiparado alternativamente a gobierno, gobernabilidad, capacidad de gobierno, dirección, coordinación, buen gobierno, gestión, gobernación, etc.

Así, de la categoría teórica gobernabilidad se pasa a la categoría de gobernabilidad democrática, económica y social. Sin embargo, esta operación intelectual no se queda sólo en el plano teórico sino que más bien tiene un carácter y/o naturaleza propositiva pues aspira de manera clara y directa a ser aplicable a la realidad. Es por eso que en la definición aparecen las siguientes palabras: objetivo, condición necesaria y sobre todo circunstancia resultante. Para cumplir con este objetivo los autores presentan todo un modelo de gobernabilidad.

II.2. Utilización de la categoría teórica gobernabilidad democrática, económica y social para analizar la historia del Perú.

Anteriormente ya Javier Tantaleán en un libro relativamente reciente (Pirv. Espacio, economía y poder (12,000 a.C.-1572 d.C. Lima: Fondo Editorial del Congreso de la República, 2002) ya había utilizado la categoría teórica de gobernabilidad para referirse a ciertas etapas específicas de la historia del Perú: en el capítulo II (“Gobernabilidad curacal. La sociedad étnica de jefatura. La función bisagra de los curacas (el señor de casi todos los tiempos)) y en el III (“La gobernabilidad imperial y el expansionismo de los reyes cusqueños”).

Esta misma tesis, la aplicación de la categoría teórica de gobernabilidad a épocas antiguas, también la encontramos en el libro que comentamos en la Sección I (“Los antecedentes en el Pirv sobre la gobernabilidad”), aunque en esta oportunidad ya no se alude a épocas propiamente precolombinas sino a etapas coloniales, se repite nuevamente y a partir de ahí se sostiene que existen dos grandes antecedentes sobre la gobernabilidad en el Perú: el primero, de 1562, con el que se alude al cónclave de San Pedro de Mama, y el segundo, de 1615, cuando Felipe Guamán Poma de Ayala redactó su famosa Nueva crónica y buen gobierno.

Sin embargo, los autores se ven en la necesidad de remodificar su valiosa y meritoria reconceptualización de gobernabilidad y más bien ahora la entenderán en su sentido más lato y general, solo como buen gobierno, con lo cual el término gobernabilidad puede ser aplicable a cualquier sociedad a lo largo de la historia, desde los pretéritos tiempos de la afanosa búsquedas de Sócrates y sobre todo de Platón del buen gobierno y/o gobernante hasta los actuales debates en la filosofía política norteamericana entre liberalistas y comunitaristas 4. Esta excesiva ampliación conceptual les permite a los autores señalar la existencia de antecedentes claros y precisos en el Perú lo que redundaria finalmente en presentar una imagen moderna de las élites políticas indígenas justamente en un contexto de alta dominación política 5.

II.3. Conceptualización de la alternativa teórica: el Modelo sistémico de gobernabilidad democrática, económica y social.

La gobernabilidad democrática, económica y social es producto de la determinación de la estructuras (básicas, institucionales, económica y demográficas) y del conflicto y consenso. Por consiguiente, esta categoría teórica está en función de todos estos componentes que se interaccionan entre si, es decir, que se relacionan. Todo esta matriz explicativa sobre la génesis de la gobernabilidad nos lleva a una visión sistémica. Así, la gobernabilidad democrática, económica y social que los autores presentan termina siendo no sólo una categoría teórica sino también un modelo. Los referentes intelectuales que respaldaran esta opción, de ver la gobernabilidad como un modelo sistémico serán el padre de la teoría general de los sistemas Ludwig von Bertalanffy 6 y Hall y Fagen. Como en todo sistema abierto, los autores hablan de la existencia de una suerte de estado de equilibrio dinámico en el funcionamiento del sistema general (pp. 45-46), además que señalan que este equilibrio determina dos condiciones: uno, la reproducción, y otra, la transformación. Todo esto posibilitará la permanencia del sistema pero también su capacidad para procesar los tensiones, conflictos y crisis con lo que se aseguraría la pervivencia del sistema político. Esta demás decir que la transformación tiene como es obvio ciertos límites: la permanencia del equilibrio 7 y la exclusión social 8.

III. ANALISIS REFLEXIVO Y CRITICO DEL MARCO TEORICO CONCEPTUAL.-

III.1. Categoría teórica gobernabilidad democrática, económica y social.

En la presentación crítica de las diversas formulaciones sobre gobernabilidad y a pesar que se busca ligar las elaboraciones teóricas con la sociedad no se hace una clara distinción sobre los dos momentos que ha tenido esta categoría. El primero que se inicia a mediados de los años 70 del siglo pasado, marcado por un contexto social, económico, político y tecnológico muy preciso: crisis del petróleo, profundización financiera –emergencia de un novísimo capital financiero-, crisis de las políticas económicas keynesianas y con ello del mismo Estado de Bienestar, creciente ingobernabilidad de las poliarquías occidentales reflejada en las crecientes muestras de insatisfacción de la opinión pública de sus respectivos países 9. Aunque, claro, esta crisis no produjo el colapso del sistema en las sociedades capitalistas avanzadas. Como sabemos todo sistema político tiene que tener la capacidad para regular los múltiples conflictos sociales. Si no es capaz de adoptar políticas públicas eficaces y de dar respuestas –a corto, mediano y largo plazo- a los conflictos detectados se acumularan los problemas pendientes y se acentuaran los desequilibrios y las tensiones. La aproximación teórica y conceptual que se tuvo fue de carácter no solo sistémica sino y sobre todo de naturaleza schumpeteriana 10.

Aquí la gobernabilidad es entendida como crisis de los sistemas políticos en las sociedades capitalistas avanzadas y es esta la forma cómo también la han interpretado Tantaleán y Vigier, sin embargo la categoría gobernabilidad desde mediados de los 80 comienza a tener un nuevo contenido e inclusive tiene una nueva denominación, pues muchos intelectuales ya no hablan de gobernabilidad sino de gobernación. Todo esto producto de un contexto socio-económico totalmente distinto al de los 70: la caída del muro de Berlín (1989), el fin de la guerra fría, la crisis de los Estado Nación que terminaría arrastrando a los mismos sistemas políticos, etc. y todo esto enmarcado en un globalización y/o mundialización de la economía. Así, este debate sobre la gobernabilidad se ha transformado y la nueva perspectiva de análisis incorpora ahora la categoría de gobernación y es aquí donde surge el problema semántico pues para expresar esta diferencia de aproximación se puso en circulación por entidades financieras internacionales –Banco Mundial y FMI-, algunos académicos y un grupo de dirigentes políticos el término inglés governance 11. El contenido de gobernación está vinculada a la capacidad de autocoordinación propia de las múltiples de heterogéneas redes sociales constituidas, es decir, la capacidad de autocoordinación de la propia sociedad. E inclusive en sus variantes radicales se presenta como un mecanismo alterno o sustitutorio del propio gobierno (Rhodes, Scharp y Jessop) 12.

III.2. Utilización de la categoría teórica gobernabilidad democrática, económica y social para analizar la historia del Perú.

El ubicar los antecedentes de gobernabilidad en la historia colonial en el Perú lleva a producir no sólo una ampliación de la categoría teórica sino también a una pérdida de todos aquellos componentes propios de la importante y valiosa reconceptualización realizada por los autores. Las diferencias entre estas formas de entender la gobernabilidad se ubicarían no sólo en el contenido mismo sino también en el tipo de sociedad al que se hace referencia, pues de una sociedad capitalista ya sea autocentrada o descentrada se pasa a otra que es predominantemente precapitalista; de una visión sistémica se transita otra que pone el acento en las acciones y/o medidas recomendables: de una estructura social moderna con existencia de individuos, grupos y clases sociales se cambia a otra donde lo característico son los estamentos cuando no las castas sociales; y por último de una sociedad de ciudadanos se a una sociedad de vasallos.

Así, de una gobernabilidad democrática, económica y social vista desde un enfoque sistémico que busca asegurar la participación activa de todos los actores sociales y políticos de una sociedad y que es sensible a las influencias de los entornos internos y externos se pasa a una gobernabilidad donde lo democrático prácticamente es inexistente pues el régimen político es monárquico absolutista y donde la participación política esta determinada por la estructura social de corte estamental y/o de casta.

Es evidente que se esta frente a un problema de orden teórico, es decir si una categoría teórica que busca dar cuenta de una situación de ingobernabilidad en las sociedades capitalistas avanzadas (Europa, Estados Unidos y Japón) producto a su vez de una suerte de exceso de demandas de los ciudadanos al Estado y/o sistema político puede ser aplicable para entender los problemas políticos tanto en la Latinoamérica de hoy en día como en el Perú colonial. En ese sentido, y tal como lo señala Pierre Vigier en las épocas actuales la gobernabilidad termina siendo una suerte de construcción ideológica, cargada de ambigüedad y múltiples significaciones 13. Por esa razón, la solución, para comenzar, como diría el viejo Karl Popper, es simple pero directa, el investigador tiene la necesidad o mejor dicho la obligación de delimitar conceptualmente la categoría teórica que va a trabajar y esto debe quedar completamente claro a todos los lectores, de tal manera que uno puede apropiarse de un término o simplemente recrearlo lo que es más aconsejable especialmente si la categoría es una construcción intelectual producto de un orden social determinado distinto al que se pretende aplicarlo.

III.3. Conceptualización de la alternativa teórica: el Modelo sistémico de gobernabilidad democrática, económica y social.

Si la gobernabilidad es entendida no sólo como una categoría teórica sino como un modelo sistémico con sus cinco componentes o susbsistemas que se interrelacionan permanente y constantemente (estado, sociedad, estructura nacional, estructura internacional y marco constitucional) y en donde la reproducción y transformación de la misma asegura su vigencia, entonces este modelo de gobernabilidad es en realidad lo que los científicos políticos denominan simplemente sistema político. Para decirlo en otras palabras, los autores lo que han construido en realidad es un sistema político mejorado y/o superado. Quizás la formación de los autores, economistas, no lo ha llevado a tener tratos con los politólogos más reputados sobre este tema, especialmente David Easton 14 y Jean William Lapierre 15. Efectivamente, si uno compara el modelo de gobernabilidad de Tantaleán y Vigier con el de Easton las semejanzas y similitudes son grandes, y lo son porque todo sistema debe tener casi los mismos componentes, aunque por supuesto las denominaciones varíen, pero donde las relaciones que se establecen siempre deben ser fluidas.

Sin embargo, hay un punto digno de comentar que es el de los límites y/o riesgos ya señalados que enfrenta la gobernabilidad democrática, económica y social –pobreza y exclusión social- y que atentan directamente contra el equilibrio del sistema político. Easton dirá que a veces las demandas, pedidos y solicitudes pueden ser satisfechas, sin embargo, habría también una infinidad de casos que por diversas razones no se pueden hacer, ya sea porque el sistema carece de recursos, o porque se encuentra con una suerte de apremios y obstáculos de diversa naturaleza que le imposibilitan dar una respuesta satisfactoria. En este caso el equilibrio del sistema no pasaría por un gran riesgo porque los conflictos nunca ponen en cuestión el sistema. Aquí la diferencia con Tantaleán y Vigier es grande, pues mientras Easton tiene como referente las sociedades capitalistas avanzadas o para ser más preciso los Estados Unidos en donde los conflictos si no son resueltos por el propio sistema nunca adquieren un carácter anticapitalista o antisistema porque los demandantes en todo caso representan sólo a las minorías (llámense chicanos, negros, hispanos, etc.), mientras que Tantaleán y Vigier si son sumamente conscientes del sistema político o de gobernabilidad por la precariedad social que constituye actores sociales y políticos sumamente frágiles. En ese sentido el ejercicio intelectual de los autores, de recrear una categoría teórica y construir un modelo sistémico, partiendo de las características propias de una sociedad capitalista, periférica y descentrada, muestra todo su valía e importancia.

IV. CONCLUSIONES.-

En todos los campos del conocimiento los intelectuales latinoamericanos, pero especialmente en las ciencias sociales, se han caracterizado por una increíble falta de capacidad para construir teorías, modelos, tipologías, matrices explicativas, categorías, etc., que dieran cuenta de una realidad regional tan distinta a la europea y/o norteamericana. Lo común ha sido ver lo propiamente latinoamericano con teorías, etc. importadas olvidándose que todas estas construcciones fueron producto de circunstancias específicas y concretas totalmente distintas a la latinoamericana. Si esto ha sido la pauta de comportamiento de los intelectuales las conductas heterodoxas tienen que ser destacadas. Es por esta razón que el primer intento de reconceptualización teórica -Fernando Sagasti, Pepi Patrón, Nicolás Lynch y Max Hernández 16- debe ser valorado y más aún si este ejercicio intelectual adquiere dimensiones más globales (gobernabilidad democrática, económica y social) y va unido a la construcción de todo un modelo de gobernabilidad que aspira a ser aplicado a la realidad como es el caso del libro de Tantaleán y Vigier que se acaba de reseñar.

1 Miembro del Taller de Estudios Sociales y Políticos “Antenor Orrego y del Comité Central de Vanguardia Aprista. Sociólogo y egresado de Derecho de la PUCP. Profesor de la Escuela de Ciencia Política de la Universidad Nacional “Federico Villarreal”.

2 “....estudiándola desde una perspectiva más integral: en sus dimensiones democrática, económica y social...Para nosotros la gobernabilidad tiene que ver no sólo con lo institucional-democrático sino además con la temática económica y social, y debe ser entendida como un objetivo a alcanzar, como una condición necesaria para el adecuado funcionamiento del Estado nacional, del Estado multinacional (como por ejemplo la Unión Europea) y la sociedad, y como circunstancia resultante, en un momento dado, de las estructuras básicas, institucionales, económicas (pp. 18) y sociodemográficas, y del grado de conflictividad y consenso existente en las prácticas relacionadas de los actores (TANTALEAN, Javier y VIGIER, Pierre. Ob., cit., pp. 19).

3 . “...debe ser entendida como un objetivo a alcanzar; como una condición necesaria para el adecuado funcionamiento del Estado nacional y de la sociedad, en el marco de los derechos y obligaciones establecidos en la Constitución nacional y las diferentes leyes que regulan el funcionamiento interno y las relaciones tanto del Estado con la sociedad, como las intraestatales e intarsocietales; y como circunstancia resultante en un momento dado de las características y modo de funcionamiento de las estructuras básicas: institucionales, económicas y sociodemográficas, y del grado de conflictividad y consenso existente en la prácticas relacionales de los actores (TANTALEAN, Javier y VIGIER, Pierre. Ob., cit., pp. 45)”.

4 GIUSTI, Miguel. “El comunitarismo: enemigo principal del liberalismo? En: Hueso Humero. Lima, XII-1994, # 31.

5 “La aspiración y el deseo de un buen gobierno, por gobernantes y gobernados, debe tener antecedentes tan antiguos como las primitivas formas de autoridad en las sociedades de jefatura y en los estados prístinos. Aunque, la interpretación de buen gobierno y su significado pueden haber diferido en cada contexto histórico, acorde con criterios definidos por la ideología, la cultura, lo ritual-religioso u otras variantes que influían en cada tiempo-histórico.
Resultará un desafío para los lingüistas quechuas y aymaras, arqueólogos y etnohistoriadores descifrar la idea y práctica del buen gobierno en las sociedades precolombinas del Pirv (TANTALEAN, Javier y VIGIER, Pierre. Ob., cit., pp. 27)”.

6 BERTLANFFY, Ludwig Von. General system theory. New York: Braziller.

7 “La situación de gobernabilidad, por acción y efecto de los actores públicos o privados para transformar la realidad, no puede determinar la desestructuración del equilibrio dinámico básico; si esto sucediera, el funcionamiento del sistema entraría en un proceso de crisis, o, lo que es lo mismo, en una situación de ingobernabilidad (TANTALEAN, Javier y VIGIER, Pierre. Ob., cit., pp. 19)”.

8 “La gobernabilidad así conceptualizada sería un estado de equilibrio dinámico básico del conjunto del sistema socio-económico-institucional. Por lo tanto, la gobernabilidad no la concebimos solamente como lo institucional-democrático, sino también en las dimensiones económica y social; es decir, todo lo relacionado con la viabilidad económica futura del país, la esfera de crecimiento sostenido y sostenible de la economía, el equilibrio básico de (pp. 46) los indicadores macroeconómicos, la aspiración permanente por la justicia social y la lucha sin cuartel contra la pobreza y la exclusión social. Un país con un Estado democrático de derecho que pervive con más de 50% de familias en situación de pobreza, es no sólo éticamente intolerable y socialmente inaceptable, sino que además pone en grave riesgo la ecuación básica dinámica de equilibrio de la gobernabilidad. De la misma forma, una nación que mantiene ingresos por habitante estancados por decenios (cuatro décadas en el caso peruano) es bastante complejo que acepte los valores interiorizados de la democracia y todo lo que implica la gobernabilidad democrática en cuanto a derechos y deberes de los actores societarios (TANTALEAN, Javier y VIGIER, Pierre. Ob., cit., pp. 47)”.

9 “...a mediados de los años 70, se aventuró la tesis creciente de la creciente ingobernabilidad de las poliarquías occidentales, reflejada en las crecientes muestras de insatisfacción en la opinión pública de sus respectivos países (Habermas, Crozier, Huntington y Watanuki). El estancamiento económico, el crecimiento del paro, el aumento del déficit público, la incapacidad para solventar nuevas controversias sociales –sobre el medio ambiente, la igualdad de género, la calidad de vida, etc.- llevaron a un diagnóstico generalizado de amplia crisis de gobernabilidad en los países capitalistas avanzados.

Este diagnóstico constataba que el crecimiento y la complejidad de las demandas de los ciudadanos no eran ya adecuadamente procesados por los sistemas políticos de las democracias liberales. Un sistema político abrumado de demandas que no acertaba a digerir –la tesis de la llamada sobrecarga del gobierno- generaba una pérdida de confianza o de (pp. 409) legitimación. Por este motivo –se decía- eran cada vez más frecuente y más intensas las actividades de protesta -incluida las acciones violentas- que se desarrollaban al margen de las instituciones y de las reglas convencionales y que ponían en peligro la propia existencia del sistema.

Los movimientos sociales surgidos a finales de los años 60 –junto con las revueltas callejeras ejemplificadas por el mayo francés de 1968- fueron interpretados como expresión de este desajuste y como anuncio del final de una época de hegemonía de las poliarquías occidentales. Pero este pronóstico no se confirmó. Ninguna de las democracias liberales sucumbieron. Y, en cambio, sus pautas institucionales se extendieron por la Europa del sur y, a partir de los años ochenta por Europa central y oriental y América Latina (pp. 410)”.

(VALLES, Josep M. “Gobernabilidad y gobernación”. En: Ciencia política. Una introducción. Barcelona: Ariel)

10 Schumpeter desarrolló un modelo de democracia a partir del movimiento económico de la sociedad por el que la política actúa como un mercado: los demandantes son los electores, los ofertantes son lo partidos políticos o mejor dicho las élites y finalmente la relación que se establece entre la oferta-demanda llega a una suerte de equilibrio óptimo en el marco de la organización política (SCHUMPETER, Joseph A. “La teoría clásica de la democracia” y “Otra teoría de la democracia”. En: Capitalismo, socialismo y democracia. Barcelona: Orbis, 1983, T. I, pp. 303-383).

11 En este punto es bueno diferenciar el término governance presente en la Comisión Trilateral, especialmente en los Informes “La crisis de la democracia”, “Linowitz” y “Sobre la gobernabilidad de las democracias” y los mismos usos que le da el Banco Mundial a propósito del llamado Consenso de Santiago en 1988 (2da. Cumbre de las Américas) en el que se comienzan a hablar de reformas de segunda generación gracias al impulso de Joseph Stiglitz del uso que tendrá después y en el que governance alude más bien a una nueva definición.

12 “A diferencia de la coordinación por el mercado –basada en una presunta armonía espontánea de los intercambios económicos que tienen resultados beneficiosos para todos- o de la coordinación por la política –que se funda en la imposición jerárquica desde el poder- la gobernación equivale a la coordinación social que nace de la interacción constante entre agentes de todo tipo...Así pues, mientras la noción de gobernabilidad estaba vinculada a la aptitud de dirigir que es propia del sistema político, el concepto de gobernación se asocia a la capacidad de autocoordinación propia de redes constituidas por una variada constelación de organizaciones y entidades privadas y públicas, estatales y transestatales (pp. 411).

Según este análisis, la gobernación –o capacidad de autocoordinación de la propia sociedad- no depende de instituciones o reglas formales, sino que brota de un ajuste automático entre sujetos colectivos e individuales de todo tipo. No presupone la existencia de un centro director –desde el que se ejerce poder o liderazgo político- sino que se configura como una trama de intercambio de recursos. No se basa, por tanto, en una relación de dominación jerárquica, sino que resulta de una acomodación o negociación constante entre las conveniencias e intereses de todos los que forman parte de la red. En resumen, puede decirse que gobernación equivale a coordinar sin coordinador o –como se ha escrito- a gobernar sin gobierno (Rhodes) (pp. 412)”.
(VALLES, Josep M. Ob., cit.)

13 VIGIER, Piere (2001). Gobernabilidad, agenda estratégica y gestión de las relaciones gobierno-sociedad. Asunción, RLA 00/001, PNUD, 2001.

14 EASTON, David (1965). Esquema para el análisis político. Buenos Aires: Amorrortu, 1979, 188 pp.

15 LAPIERRE, Jean William. El análisis de los sistemas políticos. Barcelona: Península, 1976.

16 VARIOS AUTORES. Democracia y buen gobierno. Lima: Apoyo, 1994

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COMENTARIOS
1 comentarios
Un artículo importante para entender el aporte de Tantaleán, un ávido lector y catalizador de investigación, además de haber sido un escritor infatigable
28 de enero 2012
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