Fueron varios los familiares que llegaron hasta el centro de rehabilitación Cristo es amor, en San Juan de Lurigancho, solo para confirmar lo que más temían.
Dicho centro se había incendiado y varios de sus internos murieron asfixiados o quemados al no poder escapar del infierno.
Algunos imploraban de rodillas, otros gritaban el nombre del hijo que yacía muerto sobre el piso, esperando con desesperación un milagro, otros trataban en vano de reanimarlos, dándoles primeros auxilios.
En medio de la tragedia nadie entendía nada, lo cierto es que ningún familiar quería resignarse a perder al ser querido.
Según varios vecinos, el centro de rehabilitación Cristo es amor funcionaba hace cinco años y fue clausurado por la municipalidad del distrito hasta en dos oportunidades pues no contaba con licencia de funcionamiento ni mucho menos cumplía con las medidas de seguridad necesarias, aún así seguía funcionando, cobrando 150 soles por ingreso de cada interno y 50 soles semanales por su manutención.