A lo largo de la historia del fútbol peruano nos hemos acostumbrado a considerar como “buen resultado” un empate en calidad de visitantes, predisponiendo al futbolista nacional a salir con una mentalidad conformista al gramado de juego. Sin embargo, considerando los avances de fútbol y teniendo en cuenta lo impredecible que suele ser este deporte, hoy ganar de visita es tan normal como obtener un buen resultado de local.
El pasado martes el Sport Huancayo debutó sin suerte en la Copa Libertadores (3 a 0 fue el resultado), con un planteamiento inicialmente defensivo, justamente por querer conservar el cero y pensando recién en obtener una victoria en casa. Pero en cuanto llegaron los goles del Arsenal argentino, los huancaínos con cierto desorden adelantaron sus líneas y de no ser por su poca eficiencia ofensiva se habría llegado al gol.
A raíz de los tantos gauchos, los nacionales demostraron en varios pasajes del encuentro que, de proponernos, el partido pudo ser más de ida y vuelta sin descuidar las líneas. Pero es precisamente ese conformismo sembrado en los jugadores lo que nos hace propensos a caer en desconfianzas y desconcentraciones que finalmente terminan siempre costándonos los partidos.
Mañana los dirigidos por Miguel Company enfrentarán al Arsenal en el duelo de vuelta a jugarse en Huancayo. Posiblemente, si se hubiera alentado más los ánimos de los jugadores sin hacerles creer que el triunfo era un resultado imposible en Argentina, hoy no estaríamos tan escépticos con una posible remontada como locales.
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