Miguel Gutiérrez, autor de "Una pasión latina"
Los espías son personajes sin escrúpulos. Para cumplir sus objetivos utilizan medios ilegales. Chuponean, vigilan, sobornan, roban información y reclutan seguidores que empiezan la carrera trabajando de soplones.
Un buen espía trabaja de forma encubierta. Nadie debe saber que pertenece a los servicios secretos.
El colmo de un espía es ser descubierto. Esto puede provocar tragedias mayúsculas.
Estas reflexiones vienen a cuento luego de leer la última novela del escritor peruano Miguel Gutiérrez titulada "Una pasión latina".
Es la historia de Karen Spiegel, una agente de la CIA que vino al Perú en los sesenta.
A los 27 años de edad se estableció en Piura como jefe del Cuerpo de Paz.
Se casó con un profesor del lugar llamado Nolasco Vílchez, cuatro años mayor que ella.
En los setenta, la pareja viajo a Huamanga donde espiaron el accionar de Sendero Luminoso.
En los ochenta, Nolasco y Karen vivieron en Centroamérica.
A partir de 1985 el matrimonio se afinco en la ciudad de Washington.
En setiembre de 1996, Vílchez asesino a Spiegel en su casa. ¿En qué momento el piurano empezó a odiar a la gringa?
Al comienzo la relación exótica era funcional a la trayectoria de Karen. Convivir con un indio le permitía introducirse a las sociedades piurana, ayacuchana y centroamericana.
Sin embargo, cuando radican en Washington, Karen continúa ascendiendo profesionalmente mientras Nolasco era un simple profesor de español en un instituto de segunda.
La gota que colmó el vaso fue cuando él le pidió regresar a la CIA infiltrándose en los grupos musulmanes. Ella no le hizo caso. Entonces, el ingreso a su computadora y se enteró de que ella lo retrataba como un sujeto acomplejado, inestable y deteriorado mentalmente.
Lo extraño es que Karen doctorada en ciencias políticas en la Universidad de Columbia y experta en relaciones internacionales no se haya dado cuenta de que tenia al enemigo bajo su mismo techo.
"Una pasión latina" aborda temas contemporaneos: los matrimonios sin hijos, el amor interracial, los costos del éxito profesional, los desencuentros culturales.
Gutiérrez nos muestra como los piuranos pueden ejercer la violencia y ajusticiar con sus propias manos a quienes los humillan.
Definitivamente, Gutiérrez no simpatiza con el espionaje y menos si es norteamericano.