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REDES SOCIALES
Miércoles 01 de febrero 2012

Peligroso señalamiento pol potiano

Por: César Gutiérrez
Peligroso señalamiento pol potiano
Foto: www.scenicreflections.com

Pol Pot, a quien Ollanta Humala ha hecho hace pocos día referencia

Hace menos de un año a Ollanta Humala, lo encandilaban las posiciones contestarías de los grupos sociales del interior del Perú, los antimineros de las regiones andinas de Cajamarca y Puno, los verdaderos “indignados” en versión peruana.

No tan globalizados como los que ocupaban la madrileña Puerta del Sol y donde el gobierno socialista de Zapatero y el posterior candidato a la jefatura de gobierno y hoy aspirante a capitoste del PSOE, Pérez Rubalcaba, miraban de reojo, pero no se atrevían a desalojarlos, por cálculo político.

Hoy desde la misma capital española, el comandante disfruta de la música celestial que toca la afinada orquesta de los sponsors de su periplo ibérico: Telefónica, Repsol y el BBVA. Agradecido del roadshow, donde los caballeros asistieron de traje y corbata, mientras que las damas lo hicieron de sastre y de la cena que le ofreción su majestad el rey Juan Carlos, en La Zarzuela; lanza señalamientos estigmatizadores de izquierdistas genocidas a los que antes eran dirigentes de su base social y que ahora ocupan el espacio de opositores políticos. Nada menos que Pol Potiza, al Presidente Regional de Cajamarca, su aliado de no hace mucho, Gregorio Santos. Más allá de lo fuera de lugar de su frase sentenciosa, que puede tener su origen en una lectura mal hecha de su formación histórica “al paso” en Wikipedia o de hacer de busto parlante de algún desubicado asesor o asesora, vale la pena escudriñar lo que se puede traer entre manos.

Todo indica que no es un exabrupto más de los que suele tener cuando toma el micrófono, por lo que a veces es mejor su silencio, que da valor a la nerudiana cita: “me gustas cuando callas porque estas como ausente”. Es bueno hilvanar una a una sus alusiones que empezaron con la entrevista que dio al diario El País: “no soy de izquierda” y un repetitivo “respeto al estado de derecho”. No sabemos si de manera calculada- se hace difícil pensarlo como estratega- o porque aflora del subconsciente, su orden lógico castrense lo lleva a pensar que la política se hace dando órdenes que deben ser acatadas por subalternos. El que no obedece es un insubordinado y por tanto hay que aplicarle el “estado de derecho”.

Para Humala la movilización social opositora no es el ejercicio democrático entre antagonistas, sino la escalada del enemigo del “establishment”. No soy partidario del que como medida de fuerza toma locales de terceros o interrumpe el libre tránsito, pero no puedo aceptar que el protestante que marcha sea definido como destructor del orden.

Hoy el sector empresarial celebra la negación humalista a la izquierda, parte de la cual la soporta humillantemente para permanecer aunque sea de inquilino precario del poder; pero omite y no corrige cuando se define como chofer de combi, símbolo de la informalidad de un sector de los peruanos y de la prepotencia en el accionar para imponerse. Tampoco repara que en el injusto señalamiento comparando a Santos con el fallecido genocida camboyano. Se sataniza dándole casi carácter de proscrito a una autoridad electa, que hoy no está de acuerdo con la minera Yanacocha. Son señales inequívocas de voluntad autoritaria, que puede devenir en totalitarismo, ambos son malos por definición, ya sean de derecha o izquierda.

Hay que poner las cosas en su verdadero lugar, la oposición política ya sea intelectual o de movilización que desplaza a los sectores sociales y que por presión impide la realización de una acción de un grupo de interés, mientras no cause daño a la propiedad u obstruya el paso, es legal y legítima y tiene que ser enfrentada en el mismo terreno, más no con la persecución policial o judicial o represiva con la fuerza bruta. Los que celebran un exceso de hoy porque es su conveniencia, recuerden la cita de Bertold Bretch:

Primero se llevaron a los judíos,
pero como yo no era judío, no me importó.
Después se llevaron a los comunistas,
pero como yo no era comunista, tampoco me importó.
Luego se llevaron a los obreros,
pero como yo no era obrero, tampoco me importó.
Más tarde se llevaron a los intelectuales,
pero como yo no era intelectual, tampoco me importó.
Después siguieron con los curas,
pero como yo no era cura, tampoco me importó.
Ahora vienen por mí, pero es demasiado tarde.»

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