Sólo hay una fraternidad

Siempre ha habido matices en el Apra, diferencias, celos, envidias. No somos una cofradía de ángeles celestiales, ni nunca lo fuimos. Somos gente de carne y hueso, humanos con virtudes y pecados; pero siempre hemos sabido deponer nuestras distancias en la celebración de nuestra Fraternidad.

Estoy muy distante del ciudadano, mucho de su morralla; lejos del CEN y critico de Del Castillo, como lo hago con la Dirección política que es lo peor; empero, hemos llegado a un punto en que es necesario cerrar filas. No con la corrupción; hay dentro de los hipócritas moralistas, hojas de vida no inmaculadas, profesores del odio y la desviación ideológica que ya no tienen lugar en el partido; ni ahora, ni en el futuro. Están fuera para siempre.

Tanto así que no lo tienen, que solo persiguen como meta el destruir. En el partido; sobre todo en provincias hay mucho de rescatable. Todavía hay fe amenguada y todo, pero la hay. Hay mística en nuestro pueblo. Estamos en crisis; no la ahondemos.

La Fraternidad no es un concepto intelectual; es un sentimiento de hermandad, con atingencias, dudas y cuestionamientos uno quiere a su familia; y los apristas fuimos una gran familia, cuyas aves carroñeras quieren destruir lo que aún tenemos. No lo permitamos; no sigamos a tanto miserable disfrazado de aprista; apartado del movimiento porque no le dieron nada.

El día de la Fraternidad iré a Alfonso Ugarte, al mitin y desfilaré; si va Alan y su séquito los aplaudiré, porque celebrarán a Haya, no es otro el motivo. Si el caso da, saludaré a Javier Barreda y a todos los culpables de la debacle y ojala se conmuevan en el rescoldo de su aprismo, para volver a las fuentes primigenias de la hermandad, de la limpieza, del amor a Haya. Mi aprismo me lo solicita. No le puedo fallar.