Jueves 02 de mayo 2024 | Contáctenos
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, se niega a cerrar una antigua planta nuclear que se ha convertido en un símbolo de la creciente resistencia a la energía atómica en el país.
El futuro de la energía nuclear en el país se ha convertido en un tema de campaña en la elección presidencial que se acerca - en parte debido al terremoto y el tsunami en la planta japonesa de Fukushima el año pasado.
Sin embargo, Sarkozy, que se queda en las encuestas, dijo hoy jueves durante su visita a la planta de Fessenheim que sería un gran error y un "escándalo" cerrarla y despedir a sus trabajadores. Insistió en que no había ninguna duda acerca de la seguridad de la planta.
La planta, que abrió sus puertas en 1978 en el noreste de Francia, es la más antigua del país.
Francia depende de la energía nuclear, más que cualquier otra nación, con un 75% de la electricidad procedente de reactores nucleares.
El candidato presidencial socialista Francois Hollande, se ha comprometido a cerrar Fessenheim y reducir la dependencia nuclear al 50% si es elegido presidente en las elecciones de abril y mayo, según publica canadianbusiness.com.
Su compromiso surgió de un pacto político con el principal partido del medio ambiente de Francia y los signos de que el público francés está empezando a cuestionar la seguridad de la energía nuclear.
"No vamos a cerrar, esta planta", dijo Sarkozy a los vítores de los trabajadores de Fessenheim. "¿Por qué cerramos por razones políticas? ... ¿Dónde más podríamos ir a conseguir (la electricidad)?".
"Es una locura, una locura", dijo.
Cargando...