Sorprendente mutismo del sector empresarial peruano, incluyendo a sus altisonantes voceros, ante los faraónicos anuncios inversores del Estado empresario en el sector de hidrocarburos, que ascienden a la sorprendente cifra de 1,600 millones de dólares.
Se anuncia que desde las arcas públicas saldrán los recursos y el endeudamiento para intervenir como socio en el gasoducto sur, entre otros emprendimientos. Las dos grandes interrogantes son: ¿En que partida del Presupuesto General de la República están consignados los fondos que se utilizarán? y ¿cuál es la fuente de financiamiento?
En el sur y lo digo por experiencia vivida en el terreno, los agentes sociales dan por confirmada la construcción del faraónico gasoducto que traería el gas desde la selva sur a la costa. Nadie me puede dar una respuesta con un mínimo de racionalidad económica ni social, para la ejecución de esta obra. Se ha creado una expectativa y va ser muy difícil revertirla, pero ya es hora que sinceremos cifras y realidades.
No hay demanda garantizada de gas natural que sea transportada en el promocionado ducto, así que no habrá flujo de fondos que garantice el retorno de la inversión, así de sencillo. Pero siendo tan meridianamente clara la situación, nadie quiere decir nada; políticos de toda laya, los llamados líderes de opinión y los gremios empresariales, con su silencio se están convirtiéndose en cómplices del despropósito.
Todos queremos que la olvidada microrregión sur mejore su precaria situación económica-social, pero esta no es la manera.