El desinfle del Premier Valdés

La política es un oficio y arte apasionante por la velocidad con el que transcurren los hechos y la facilidad que se puede pasar de héroe a villano o viceversa. Se le puede comparar a una Rueda de Chicago, donde a la persona le puede tocar estar en la parte superior, gozando el paisaje, a la vez con el temor de caerse o en la parte inferior con vista a la nada y  mínimo riesgo.

En menos de dos meses, el Premier Valdés, que estuvo en la cúspide ha empezado su descenso progresivo a la parte baja. Sus apologistas de ayer ya no lo ponderan y otros que habían tomado la posición neutra respecto a su persona, ya comienzan a “sargentearlo”, es decir refiriéndose peyorativamente como celador de baja graduación en las jerarquías castrenses.

¿Qué ha pasado? Sencillamente que el encanto que tenía como director de una banda de guerra afinada, se ha ido perdiendo. Ya comienzan a hacer de solistas el Ministro de Economía, que formaba parte de los músicos que tocaban trompetas y otros que estaban en los tambores, como el Presidente de Petroperú. Queda así desairado el comandante natural que era el Premier, viéndose reducido a un guionero, que es la definición que se le da en este tipo de bandas, al que marcha marcialmente delante llevando el estandarte. Imagínense lo ridículo que se ve una organización musical militar, comportándose como una “big band”, con algunos de sus músicos queriendo hacer sus descargas en personal, para el deleite del oyente. Eso es lo que estamos expectando.

¿Qué ha llevado a esta situación? El cambio de agenda en el discurso público, mientras la política estaba signada por el efecto de la mina Conga, la figura del gendarme mano dura tenía trascendencia, pero ahora que el tema se ha ido diluyendo, pasando a un segundo plano, que fue como debió manejarse siempre, el personaje que alza la voz para que la cuadra se alinee pierde importancia. Hoy ya empieza  preocupar la economía y es el momento de los voceros que discursean en difícil, aunque no necesariamente digan cosas certeras, “suena a técnico” simplemente. Y vaya que llama a preocupación el aspecto económico, las cifras indican una retracción en la inversión, los empresarios comienzan a pronunciarse de la inoperancia estatal y para remate una deflación en Enero, que nadie ha valorado aún en su verdadero contexto, pues da señales de restricción del consumo. Todo esto en un panorama internacional complicado que hace prever que el crecimiento no es el que nos transmite con entusiasmo el titular de Economía, Miguel Castilla, que todo el día nos canta a la tonada de Diego Torres, “color esperanza”.