Otoño y primavera política

Extraordinario ejemplo de militancia vocacional, disciplina y ejercicio democrático, acaban de hacer los ibéricos a través del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), en su elección de secretario general. Dos contendores de fuste, uno otoñal, frisa los 60 años, Alfredo Pérez Rubalcaba y otra mucho más joven, 40 años, Carme Chacón; han luchado palmo a palmo el cargo. Triunfó el primero, usó todas las armas que da la sabiduría de los años y  el apoyo de los barones del partido que son de su generación. Disgustos en los que pedían cambio y reconocimiento de género, pero así es la competición, se puede ganar o perder. 

Dos temas a rescatar: espíritu de las bases para salir del fondo del abismo, que es donde está el PSOE hoy en día y rapidez en las decisiones de la dirigencia. Mucho se podrá discutir si Rodríguez Zapatero, hizo lo correcto o incorrecto, fruto de la derechización de su gobierno, pero en donde no habrá dudas algunas, ha sido los reflejos inmediatos para consolidar una organización post-fracaso electoral estrepitoso.

La mirada nos da envidia sana, pues en Perú, los partidos se han reducido a membretes con patente para participar en los procesos electorales. De doctrinas, corrientes o programas no se discute en lo absoluto. Algunos le llaman franquicias, que es un calificativo demasiado ambicioso, pues en aquellas hay una cultura organizacional eficiente que puede ser colocada a un buen precio. Acá lo único que existe es el precio por usar el sticker que da permiso de circulación en la arena política y que encima es perecible, pues terminado el escrutinio, ya no tiene mayor valía.

Corresponderá al Partido Aprista Peruano, hacer un intento de tomar aunque sea una copia poca prolija de lo que nos han mostrados sus primos hermanos españoles. Su magra representación parlamentaria por haber desarrollado una campaña pródiga en zancadillas de sus capitostes, no significa que la mística haya desaparecido de sus bases, está adormitada, hay que despertarla. La contribución que se haga para que ello ocurra, servirá para elevar el nivel de la política peruana, depreciada por la desidia de su clase dirigente. El segundo gobierno de Alan García, tuvo muchas cosas rescatables como para que su partido esté tan venido a menos.