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Miércoles 15 de febrero 2012

Susana Villarán: "He sido una madre bastante precoz"

La alcaldesa de Lima muesra su rol de madre y abuela querendona.
Susana Villarán: 'He sido una madre bastante precoz'
Foto: Revista Soy mam? & mujer

Activista social desde muy niña, profesora, periodista, Ministra de la Mujer, primera alcaldesa electa de Lima pero, sobre todo, mamá y abuela querendona. La burgomaestre nos abre las puertas de su casa y su alma para dejarnos ver un lado poco conocido de su vida, donde aflora el amor por sus padres ausentes y hasta su disposición a volverse a enamorar.

Su calidez y amabilidad no trasciende en la esfera política, pero en el seno de su hogar Susana Villarán de la Puente (61) es una mujer sencilla, afable y muy amena. Apenas indagamos por su rol de madre –tiene tres hijos y cuatro nietas-, el orgullo se plasma en su rostro y la sonrisa no deja de acompañarla.

Habiendo tantas tareas en el manejo municipal, ¿le queda tiempo para la vida familiar?

No el tiempo que yo quisiera. Hay días en que llego bastante tarde, pero los miércoles tengo a una de mis nietas -Maite (4), la hija de su hijo Ignacio - que religiosamente viene a dormir conmigo. Los domingos me reúno con las otras tres  (Alejandra de 8,  Andrea de 7 e Isabella de 2), a comer.

Usted parece una buena abuela, y dicen que eso también refleja que es una buena madre.

Yo creo que no hay padre, madre ni abuela perfecta. De eso creo debemos hablar con franqueza. Soy una mujer normal que ha tenido que hacerse sola como profesional; abrirse paso desde muy joven en la maternidad, en la crianza de mis hijos, en ser esposa y en ser hija también de padres mayores que comienzan a tener enfermedades.

¿Se hizo sola? ¿No estuvo su esposo Manuel Piqueras, ayudándola?

¡Siempre! Lo que digo es que me ha costado mucho, como mujer y como madre, salir adelante, de manera simultánea, en varios campos. Ser madre a los 20, ser profesional, entrar en el mundo laboral, cumplir con mi  función social; hacer todo eso a la vez, siempre hace que nos demos cuenta que hemos descompensado un lado y tenemos que volver al equilibrio. Yo he tenido la suerte (y todavía lo tengo) de tener un excelente padre para mis hijos. Desde que formamos familia fue muy buen compañero y muy buen amigo. Compartimos mucho, fuimos una pareja moderna en ese sentido, pero nos costó mucho porque no solo nos dedicamos al trabajo y a la familia, sino también a otras tareas.

Una chica de 20 años no tiene una vida realizada, ¿fue complicado convertirse en madre a esa edad?

Bueno, yo he sido bastante precoz (risas). Inmediatamente que salí de la escuela, ingresé a estudiar educación y me gradué como maestra de secundaria a los 20 cuando ya estaba con la panza de Sole (Soledad, su primogénita). Después que di a  luz, ya trabajaba como maestra. Dediqué a mis hijos, seis meses exclusivos a la lactancia y a criarlos antes de dejarlos parcialmente, en manos de alguien que me ayudara. Claro que a esa edad es difícil, pero creo que antes madurábamos más rápido.

Tiene tres hijos. Dicen que las madres tenemos un predilecto, ¿usted puede decir lo mismo?

Me guardo el secreto (risas). Cada uno tiene algo. Con Sole tengo una afinidad inmensa en materia de ideales, de proyectos y en el sentido social. Nos parecemos tanto que, a veces, no tenemos que hablar. Emmanuel es mucho más tierno y protector; es parecido a su papá. Ignacio es  mi pequeñín, entonces cada uno tiene lo suyo.

Usted proviene de una familia aristocrática, dicen…

De la aristocracia del espíritu, pero no millonaria (risas)

Bueno, decía que teniendo ese origen usted se fue a vivir a un pueblo joven

Vamos por partes. Si llevo algún apellido llamado aristocrático que eso no se confunda con ser adinerado. Mi madre fue hija de una viuda que tuvo que pasarla muy difícil, y mi padre fue hijo de un escritor y de una señora que hacia dulces para el Club Nacional  y tuvo que estudiar en la nocturna de Guadalupe para trabajar desde muy niño y se hizo solo. Eso no quiere decir que no me sienta sumamente orgullosa de ser descendiente de Manuel Pardo y Lavalle, el primer presidente civilista de nuestro país, o de Manuel Vicente Villarán o de que mi abuelo Ricardo fue uno de los primeros en hacer cine en el país. Yo me siento muy contenta de la sangre que llevo en mis venas, pero no he  nacido en cuna de  oro si a eso se refiere la aristocracia. Con esfuerzo mis padres me dieron una vida muy cómoda, nunca nos faltó nada.  Papá y mamá criaron siete hijos con un amor enorme.

Entonces, habiendo tenido una vida cómoda, ¿cómo nace su preocupación por los temas sociales?

Mi  abuela Susana tenía una sola hermana, Rosalia Lavalle Morales Macedo quien se unió a muchas mujeres que, como ella, no podían tener hijos, para ayudar a otras que carecían de condiciones económicas para traer a sus hijos al mundo, y creó El Hogar de la Madre. Yo he estado allí desde que estaba en el coche, y allí también nacieron mis tres hijos. Desde muy pequeña aprendí a hacer botines para los ropones de los niños que nacían en este hospital. He ido con mi tía Rosalía a El Agustino, he recibido siempre a las señoras más pobres de Lima, o sea,  el sentimiento social no viene de otra cosa. Es parte de la educación que nos dieron mis padres y de haber tenido el privilegio de criarme junto a ella.

Usted vivió en San Juan de Lurigancho, ¿cómo tomaron sus hijos esa decisión?

He vivido en once distritos de la ciudad, hemos sido unos gitanos y siempre lo seguiré siendo. Este departamento es alquilado (el lugar de esta entrevista), no tengo casa propia y he decidido no tenerlo para ir ligera de equipaje por la vida.

A seguir de errante...

No errante. Ves tú que mi casa es linda, tengo mis cuadros, son mis cosas, pero a medida que va pasando el tiempo, el hogar es cada vez menos físico y algo más afectivo. Creo que el hogar es el amor que nos damos en cualquier lugar que estemos. Para mis hijos fue extraordinario haber estado en diferentes partes de la ciudad. Son capaces de vivir cualquier situación y tratan a todas las personas como iguales, no importa donde hayan nacido o de donde vengan.

¿Cuál es la mejor herencia que ha recibido usted de su madre?

Siempre digo que de papá recibí el amor a la verdad y a la belleza; y de mamá, la solidaridad y la responsabilidad. Mi padre era un hombre muy culto, un autodidacta absoluto. Papá nos educó en la música, en la literatura, él ponía libros en mis manos y en la de mis hermanos. Mi madre era una mujer con mucha disciplina y con una enorme capacidad  de percibir que es lo que nos pasaba a cada uno de sus siete hijos. Ella cosía las pijamas de cada uno de nosotros, me hacia mis trajes. El primer y único traje largo que tuve para un baile, me lo hizo ella. No sé cómo se daba tiempo además, para aprender francés y estudiar arte. Cuando mi papá tuvo una quiebra económica por una estafa que le hicieron, mi madre tuvo que sacar fuerzas y convirtió la casa de Miraflores en el primer centro comercial (El Suche) de su tiempo. Fue una mujer emprendedora y he aprendido muchas cosas de ella.

Usted está separada, ¿sigue sola?

Estoy separada hace tres años, y por ahora estoy gozando, después de mucho tiempo, de la libertad. Vivo sola, pero esta casa muchas veces está llena. Las nietas vienen, se tiran a la cama, vienen a dormir, pero también saben que su abuela tiene vida propia y eso creo que las va a educar como mujeres también.

Para los hombres debe ser difícil conquistar a la alcaldesa, ¿no?

¿Tú crees? Yo espero que haya alguien que se atreva en el futuro, por ahora estoy muy tranquila.

¿No hay pajaritos rondándola por ahí?

Todavía, pero prometo avisarte cuando lo haya (risas).

Con tantas actividades, cómo hace con sus alimentos, ¿come a sus horas?

Trato. Ahora estoy haciendo un esfuerzo por bajar de peso porque cuando dejé de fumar, hace cuatro años,  subí como quince kilos, entonces se me hace muy difícil bajar, pero ahora estoy teniendo resultados poco a poco. Hago yoga, camino en las mañanitas alrededor del parque. He tenido instructora durante dos años y medio de yantra y yoga, y ahora hago sola mi rutina. 

¿Sigue una dieta especial?

La  dificultad para bajar de peso no estaba en que yo comía mucho, sino en que comía lo mismo. Ahora estoy con un médico que ha descubierto que lo que necesito, y creo que todas las personas necesitamos, hacer una dieta mucho más variada para estimular el metabolismo.  Soy muy cuidadosa en lo que como.

Cuando llegamos a determina edad todos sufrimos achaques, ¿cómo anda con la salud?

He tenido problemas de salud, como operación a la columna, pero en este momento soy una persona saludable. Acabo de ir a la clínica porque estaba con la presión muy baja -por ahí tengo ese problema- pero estoy bien.

 Y la menopausia, ¿cómo lo afrontó?

Con unos cuantos sofocones que me ponían  roja y con un abanico ya está. La menopausia coincide con el hecho de que tus hijos se van, que tus padres se van, y hay una cierta sensación de que estás en la línea del fuego.

El síndrome del nido abandonado

Y  el síndrome de la orfandad a la vez. Hablamos poco de esa etapa de la vida de las mujeres.

¿Cómo la vivió usted?

Bueno, mis hijos se marcharon y regresaron, entonces no he vivido ese abandono, pero sí siento que  Emanuel (su segundo hijo) se ha ido. El vive en Nueva York. Lo que se siente mucho es la partida de los padres, duele mucho.

¿Hace qué  tiempo se fue su mamá?

En el 2002, a los 82 años. Con mamá yo hablaba todas las noches. Siempre hacíamos una especie de balance del día. Cuando estaba en el Ministerio de la Mujer  ella me comentaba, me criticaba, me abrazaba telefónicamente cuando yo necesitaba un apachurroncito.

Un cargo como el suyo exige un estilismo, ¿cómo se maneja en ese tema?

Bueno, uso cremas, trato de cortarme bien el pelo, no tengo demasiado tiempo para estar en el maquillador. Hay momentos en que si, cuando tengo una cosa especial, me maquillo con una profesional. Hago lo que todas las mujeres hacen, pero no me  he 'estirado' todavía.

¿Se estirará?

No sé, lo pienso y no lo pienso. Veo mujeres que después de la estirada están tan regias y veo a otras que las dejan tan horrorosas  que te juro que me da pánico. Por ahí me hice un poco de botox para poder estar mejor, y creo que esos sistemas  detienen el momento en que tengas que estirar la piel si es que lo vas a hacer. No tengo una gran inclinación por hacerlo en este momento, pero sí por estar lo mejor que puedo.

¿Tiene diseñador personal?

No, yo me visto a mi estilo. La ropa me la mando a hacer con amigas o con mujeres como  Rosalía Abenzur, una diseñadora que nació en Masisea, en Pucallpa; aprendió diseño de modas en Lima y regresó a sus orígenes y trabaja con madres de las comunidades shipibas de Pucallpa y de Cantagallo, y hacen toda una serie de iconografías shipibas. Ella me cose ropa, al igual que Olga Safersón.

Su estilo no va por grandes marcas.

No, yo me visto mucho con mantas, chales de San Miguel, con collares. No soy étnica, pero me gusta vestirme a mi aire. Me encantan los zapatos,  soy una loca de los zapatos made in Perú, made in Porvenir de Trujillo, hasta de Villa el Salvador tengo. 

Finalmente, alcaldesa, qué mensaje quisiera dejarle a las mujeres por el Día de la Madre.

Ser mujer no es fácil pero yo estoy feliz de serlo. Tenemos que encontrar cada día las razones de esa felicidad. La maternidad es un milagro y podemos sentir lo bendecidas que somos al ver a nuestro hijo, al sentir sus movimientos en nuestro vientre, es algo simplemente, extraordinario. Somos, frente a los hombres, bendecidas porque al ser madres tenemos el hogar, la casa, lo privado, como un espacio muy importante.

Fuente: Revista Soy mamá & mujer (Edición 42-45) http://soymamaymujer.com/

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