Banner Tuvivienda
Miércoles 24 de abril 2024   |   Contáctenos
REDES SOCIALES
Lunes 20 de febrero 2012

España aparta de mí este cáliz

Por Víctor Andrés Ponce.
España aparta de mí este cáliz
Foto: Imagen compuesta

Domingo bien de mañana. Reviso las versiones digitales de El País y El Mundo de España y el país de Cervantes está dividido, encrespado y con las masas ocupando calles y plazas. El PP y el PSOE observándose a la distancia, con recelo, esperando el error para contraatacar. El gobierno de Mariano Rajoy y el PP han lanzado la reforma laboral para detener el deterioro de la economía, pero los sindicatos españoles se niegan al sacrificio y, como en los viejos tiempos de la Guerra Fría, se extiende el lenguaje de la revuelta.

¿Qué ha pasado con el país que se había convertido en modelo de pacto, de acuerdo político entre bandos irreconciliables? ¿Qué ha pasado con la sociedad que los politólogos definían como la sociedad en que había triunfado la política sobre las pulsiones pre- modernas de las ideologías? Porque algo de eso era la España moderna. Sobre los asesinatos del franquismo, los intentos de “sovietizar” de los comunistas y los desconciertos republicanos de diversa índole, los arquitectos de la nueva España decidieron olvidar para construir la democracia, el mercado y la paz. Sin embargo, el sueño parece terminar. Miles de españoles se niegan al sacrificio y consideran que las iniciativas de Rajoy son expresión de los “chupasangres del capitalismo”.

La situación de España echa largas y densas sombras sobre el optimismo. Es evidente que la crisis del capitalismo planetario nos obliga a pensar en la fortaleza de las democracias para resistir la reorganización de la economía mundial.  En The Future of History, un reciente artículo en Foreign Affairs, Francis Fukuyama se pregunta si las democracias liberales serán capaces de resistir la declinación de las clases medias en las sociedades occidentales.

Una pregunta certera porque las economías de Estados Unidos y Europa tienen que ajustarse. Han llegado a un precipicio y no pueden continuar por la misma ruta. No es un  asunto de ideologías. Ajustar significa el desmoronamiento de esas clases medias artificiales que se crearon bajo las sombras de los estados benefactores, pero la desaparición de esas clases medias deja inerme a la democracia y podría engordar  y resucitar los discursos antidemocráticos del siglo pasado (bolchevismos, fascismos, nacionalismos y quizá acrecentar los integrismos actuales).

Marx predijo en El Capital que el desarrollo del capitalismo iba a generar una diferenciación de clases nunca antes vista en la historia, donde las brechas entre ricos y pobres se iban a convertir en abismales. Se equivocó de cabo a rabo. En las sociedades occidentales el avance del capitalismo desarrolló una clase media tan extensa, tan vigorosa, que los más ricos y los más pobres se convirtieron en los menos.

Pero algo sucedió en ese camino. Luego de la caída del Muro de Berlín la soberbia fue un fantasma que recorrió las sociedades occidentales, se habló del fin de la historia y todos empezaron a gastar más de lo que tenían y, entonces, se configuró el desastre económico actual. La crisis también ha sacado del sarcófago ciertas predicciones marxistas y ahora algunos hablan del fin del capitalismo. Igualmente se equivocan. El capitalismo a diferencia del feudalismo, el socialismo y otros modos de producción de la antigüedad, es el único sistema que se cae y se reorganiza sobre sus cenizas para empezar nuevos ciclos de acumulación. El fracaso es el apellido del capitalismo como el fracaso es el apellido de la economía de mercado, de las empresas y de los gobiernos democráticos. Solo el fracaso permite avanzar. No hay otro método. Un dictador, una empresa estatal o un grupo religioso nunca fracasan, son infalibles.

De allí que el fracaso de la España moderna puede transformarse en un salto hacia adelante si es que la élite política recuerda los sacrificios que tuvo que hacer para llevar adelante la transición hacia la democracia. Cuánto sacrificio debió significar que franquistas y republicanos se estrecharan la mano, pero la democracia y la libertad lo exigían. Algo parecido sucede ahora.

Participa:
Valorar
Cargando...
COMENTARIOS
0 comentarios
2018 Grupo Generaccion . Todos los derechos reservados    |  
Desarrollo Web: Luis A. Canaza Alfaro    |    
Editor de fotografía: Cesar Augusto Revilla Chihuan