Lunes 06 de mayo 2024 | Contáctenos
Artemio o Florindo Eleuterio Flores Hala, o cual sea realmente el nombre del terrorista de sendero luminoso que acaba de caer preso en el Perú, manifestó alguna vez a la televisión alemana que es el segundo de ocho hijos de un hombre pobre y que su convicción maoísta la adquirió por la pobreza que vivió en su hogar, lo que le impidió terminar la instrucción secundaria.
La gente suele tener mentalidad mítica. Cree que por magia o milagro se es pobre o rico y que cada niño viene al mundo con su pan bajo el brazo y que los culpables son siempre los que más tienen y que ellos son víctimas y nada más.
¿Por qué Artemio no le preguntó a su padre por que tuvo tantos hijos siendo tan pobre? La gente tiene la costumbre de fabricar hijos al azar sin tomar en cuenta que al mismo tiempo están creando necesidades y que deberían crear la solución y como la pobreza se manifiesta de muchas y diferentes maneras dramáticas, entonces hay que victimizarse culpando siempre a alguien.
Todo se consume exonerando de culpa al padre y a la madre que lanzaron al mundo muchos más hijos de los que podrían alimentar y educar, miran con recelo a quienes viven mejor. No entienden que para criar ocho hijos hay que ganar ocho veces más que para mantener a uno. Pero los pobres multiplican la pobreza, creando problemas pero no soluciones.
Eso fue lo que hizo el padre de Artemio. Fabricó al hijo indigente y sin saberlo y sin que ese fuera su deseo, fabricó al terrorista que se cree salvador del mundo matando gente, matando a los que pugnan contra la adversidad y logran resolver sus problemas, sin creárselos a otros. ¿O sería correcto decir que los vecinos de Tarata un edificio de clase media asentado en una estrecha calle de Miraflores son los magnates de Wall Street?
Los terroristas podrían decir que sí porque no entienden de economía, ni de sociología y jamás han intentado entender El capital escrito por Marx para decirse marxistas. Marx fue en ese aspecto demasiado elitista, demasiado burgués, demasiado exquisito, porque utiliza un lenguaje que ni Abimael, ni sus profesores vocingleros y marginales que hay en las universidades lo entienden. El lenguaje de Marx empleado al escribir El Capital es muy riguroso y eso es oscuridad total para los ignorantes, para aquellos que entrenan a los niños y a las mujeres, como se ve en sus vídeos, para dar discursos aprendidos de paporreta como papagayos.
Es frecuente ver en los programas de televisión peruana noticias sobre padres de familia que mueren sorpresivamente dejando a su familia abandonada. Las historias suelen ser muy parecidas entre ellas: la familia suele tener por paredes de su vivienda a cuatro esteras plantadas en el cerro y una estera más como techo, sin disponer de agua potable, luz eléctrica, ni servicios sanitarios y al morir repentinamente el padre de familia, los hijos también ocho, nueve o diez quedan en la orfandad total. ¿Culpa del imperialismo o de gente de clase media que vive en una modesta urbanización pero con los servicios básicos y empleo conocido?
La primera semana de este mes de febrero-2012 murió accidentado un anciano reciclador, dejando diez hijos y uno en el vientre de su nueva y joven mujer. Será culpa del imperialismo, de la burguesía, de la oligarquía o de la gente que vive en el ya ruidoso Miraflores?
Hace algún tiempo uno de los periódicos más importantes del país, por el día del padre publicó una entrevista-homenaje a un joven y fecundo padre de familia, el cuajo dijo tener treinta y siete años de edad y diez hijos y que por culpa del gobierno él y sus hijos comían en el comedor popular. La única culpa es obviamente el populismo electorero.
Cuando los reporteros de la televisión dialogan con la viuda de algún difunto indigente le preguntan en qué trabajaba su marido, la respuesta es que no tenía trabajo estable aunque sea con salario básico. Le preguntan a la viuda si ella tiene algún trabajo y contesta que carece de trabajo. Pero en su tiempo libre que es lo único que no le falta fabricó ocho hijos que son todos ellos menores de edad. ¿Culpa de quién? ¿Hay que matar a alguien? ¿A quién? Los terroristas están al asecho de niños indigentes y abandonados, de trabajadores mal pagados y hasta de estudiantes de educación porque creen que siempre tendrán los peores sueldos. A todos ellos les convencen que hay que sentir odio de clase, sin miramientos y que hay que ir al monte a matar gente, porque así aconseja Mao y el Presidente Gonzalo.
¿Y qué decir de los hijos de esas mujeres fronterizas que tienen muchos y de diferentes padres cada uno de ellos, con la ilusión de obtener pensión de cada padre y a las finales todos ellos desaparecen y ninguno de ellos aporta aunque sea un centavo y ella y sus hijos quedan en la miseria absoluta, analfabetos, hambrientos, odiando al mundo entero y carne para los grupos terroristas?
Hay hombres que abandonan sus hogares apenas tienen el menor problema, viejos que tienen la manía de querer impresionar con una presunta gran virilidad y tienen hijos a una edad que considerando la esperanza de vida en el Perú, esos niños pronto podrían quedar huérfanos, desprotegidos. Estoy pensando en este caso –y que no es único- en el Gordo Casareto que a sus sesenta y seis años anuncia con soberbia que se va a convertir en padre por sexta vez. Otros se creen irresistibles seductores y van sembrando hijos a diestra y siniestra, carne para la subversión, las barras bravas, el pandillaje, la prostitución, drogadicción y las mil delictivas que hay. ¿No creen que el tema de la paternidad irresponsable debería tomarse muy en serio?
Pero esto de la anomia, la delincuencia común y el terrorismo no quedan ahí. Vemos la petulancia de una señora Celine Aguirre que con aires de superioridad amenaza judicialmente a una pareja de peruanos de origen popular, porque tuvieron reacciones equivocadas con su hijo a todas luces pésimamente educado y que en el futuro puede ser un problema social y un dolor de cabeza para ella misma.
Si queremos frenar el terrorismo y las múltiples formas delictivas que azotan el Perú, la paternidad irresponsable debe considerarse un tema de urgencia en el país.
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